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El Teatro El Jardinito, lleno de espectadores, ofrecía un elegante y sobrio escenario que, a modo de altar, presentaba la Cruz de Guía de la cofradía de la Pollinita y elementos de diversas hermandades a las que está vinculada la pregonera Susana María Campos Osuna. A un lado el atril y al otro el piano, con los reposteros de la Ciudad de Cabra y de la Agrupación de Cofradías, daban la bienvenida estética al inicio del acto que comenzaba con la interpretación de La Cruz Parroquial, popular pasacalles del maestro López Cordón y la marcha Aniversario de Pasión en Cabra, del maestro Manuel Aguilar Aranda, a cargo de la A.I.M. Banda de Música de Cabra dirigida por Miguel López León.
Javier Fernández Díez de los Ríos subía al escenario de El Jardinito para presentar con un elaborado y sentido discurso a su amiga Susana, de la que destacó virtudes y valores que no dejó de comparar con tareas cofrades. Señaló el compromiso de la pregonera, desde hace décadas, y afirmó «quiero mostrarle a este auditorio cómo es la pregonera. Un remanso de paz y de sosiego» - dijo el presentador -. Y continuó hablando de Susana: «Representa a esa mujer tranquila pero valiente, sin altanería, leal y confidente, responsable y comprometida, cariñosa. En ella radica la vocación de servicio, inteligente y comedida, transmite la esencia de antaño con el devenir de la experiencia, amante de todas y cada una de nuestras tradiciones. Una persona con conocimientos y vivencias necesarias con un currículum cofrade que surge desde sus 18 años, con cargos de responsabilidad en varias cofradías (como las de la Soledad, la Agrupación, la Junta Gestora de la Misericordia o la Pollinita), escribana del paso del tiempo cofrade». Y refirió sus vínculos con las cofradías de los Dolores, el Cristo de la Sangre o la de la Virgen de la Sierra, de la que ha sido camarera y ahora es responsable responsable de patrimonio y tesoro de la archicofradía.
El presentador pronunció un elaborado y sentido texto, dedicado a la pregonera, en la que destacó también sus facetas profesionales y sus estudios académicos que había comenzado en las Escolapias y en el Instituto Aguilar y Eslava, en una presentación dictada con la quietud que caracterizan sus intervenciones. Terminaba con unos versos que dedicó a Susana: «El reloj dicta la hora, dando fin a la impaciencia... en este atril de madera, donde se asoma la primavera... Cabra y su Semana Santa» y diciendo que el atril reclamaba ya su presencia la invitaba a subir «ha llegado ya el momento, con tu voz y tu palabra. No negará tu favor, nuestra divina Serrana».
Sonaba una nueva marcha en el entreacto para dar las últimas notas previas de la composición Concha de Víctor M. Ferrer Castillo. Una marcha dedicada a la Virgen de la Concepción de Granada y que seguro es un guiño a la abuela de la pregonera.
Susana María Campos Osuna comenzaba pidiendo la venia a los cofrades de Cabra y daba paso a los protocolarios saludos y agradecimientos de rigor. Realizó un sentido recorrido por familia, amigos, cofrades y compañeros de trabajo para recordar los difíciles momentos que atravesaba un 13 de agosto de 2023 cuando recibió la llamada del presidente y consiliario de la Agrupación para que fuera pregonera de la Semana Santa de 2024. Y supo «que la encomienda venía de Ella, frente a la que había estado apenas momentos antes».
El pregón se fue desarrollando en varios apartados que comenzaban cuando la pregonera se preguntaba «¿qué es pregonar?» y las dudas que generaba ordenar ideas, sentimientos, conocimientos, de todo lo que rodea a la Semana Santa y hablar de fe, transmitida por los padres; vivencias y participación en cofradías o de cómo se es espectador de cultura, de arte, de tradición, de gastronomía, de familia, de sentimientos y devoción.
Con las notas de La Pasión al clarinete y piano de fondo, declamaba unos sentidos versos en los que se refería al cofrade y a todas las personas que han trabajado y trabajan por las cofradías, jóvenes y mayores, cercanos o lejanos, presentes o ausentes, madres y familias, músicos y trabajos diversos, que se sitúan en el entorno de la Semana Santa, según explicaba la pregonera.
Recorrió recuerdos de la Semana Santa de su infancia y las diferencias de aquellos años 90 con respecto a los de hoy. Habló de cosas perdidas. De sonidos de las bandas de Ricardo o de Canela, o el canto de la perrillita para el entierro de Cristo.... Glosó el aroma de estos días previos con los ingredientes de los manjares domésticos de familias y vecinas (gajorros, flores, pestiños o magdalenas), y reclamaba la esencia de las manos de las abuelas y madres que las hacen y que esos valores, que recibió de su familia, son fundamentales en la transmisión de las tradiciones.
También recordó lugares y establecimientos, algunos ya desaparecidos; o a los chavales de PROMI, saludando a Falcón, nuestro cofrade amigo de Cabra. Realizó una semblanza de su entorno familiar y de las tradiciones cofrades en torno a la Virgen de la Esperanza, y sus abuelos Concha y Alfonso que los llevaban a ver la procesión y la saeta de su vecina. «Y volver a casa con berrinche». En este momento también recordó a Francisco Rojano, que fue hermano mayor de la Esperanza y ahora lo es de la Virgen de la Sierra y dijo que todo ello era «engranaje perfecto que da sentido a mi fe».
Y de la primera infancia a su adolescencia y los primeros contactos con aquella joven cofradía de los estudiantes que conoció en 1994 y de la que se hizo hermana por su pertenencia a las Escolapias. En la que salió de capuchón, dedicando sentidas palabras a la Virgen del Buen Fin, con el sonido al piano de Sonrisa Dulce. Habló de «Piedad y Letras, bonito lema de esencias calasancias y escolapias» cuando sonaba el Himno Virgen del Buen Fin para terminar esa semblanza a los Estudiantes y su cofradía.
Habló de pioneras cuestiones cofrades de Cabra, como el 80º aniversario de la Agrupación de la que formó parte en 2004 entrando como miembro de la Junta de María Dolores Márquez y trabajando en su seno, donde aprendió mucho, aunque su estancia y estudios en la Universidad de Granada, le fueron permitiendo trabajar en la medida de su tiempo de estudiante. Se refirió a esa etapa en la que por primera vez una mujer fue presidenta de la Agrupación de Cofradías y ella, la pregonera, fue su secretaria en tiempos de aprendizaje y profundización. Y los siguientes años que también pasó junto a su marido como presidente, convirtiéndose la agrupación en una constante hasta familiar.
Tuvo palabras de crítica para el individualismo y la falta de lealtad y respeto que a veces se da en las cofradías hacia la institución cofrade que aglutina a todas las hermandades de Cabra. Y destacó la labor altruista que no siempre se asume y que dificulta la renovación de la agrupación, pidiendo unión para fortalecer los lazos de los cofrades. Aludía a las circunstancias que se atravesaron días pasados (sin referirse directamente al tema de los cuartelillos) y que se resolvieron gracias a la unión de todas las hermandades. Recordó a personas que han ejercido como hermanos mayores y miembros de la agrupación de tiempos pasados y pedía ver los valores que tenían para mejorar la labor cofrade. Hizo un repaso a la larga historia de las cofradías de Cabra y nuestra Semana Santa. Y fue entonces cuando pidió a las autoridades que se haga «un monumento que recuerde que hablar de Cabra es hablar de cofradías y que junto al mes de septiembre no hay semana más grande que la Semana Santa» y que se ubicara en la recién estrenada plaza de nuestro ayuntamiento.
Y comenzaba así un nuevo capítulo en que se preguntaba ¿Qué es la Semana Santa? y fue dando respuesta en una composición en prosa que hablaba de olores y sabores, de semanas de preparativos y recorrió las tareas cofrades que, muchas veces pasan inadvertidas por la dedicación, pero que son muy importantes para llegar a la Semana Santa, incluso mirando al tiempo meteorológico. Y habló de una «semana de reencuentros» que con todos esos preparativos nos llevan al Domingo de Ramos, descontando los días en esas jornadas previas.
Aquí se refirió a la cofradía de la Pollinita, de la que forma parte y se siente muy vinculada. Habló de los niños de la Pollinita que comienzan sus pasos cofrades en la Semana Santa, de la fe y de la religiosidad que llena los momentos cofrades. Y de escenarios y lugares de la ciudad en los que se desarrollan los días grandes de las cofradías, comenzando por el Domingo de Ramos. Y se volcó con sus vivencias en la cofradía de la Entrada en Jerusalén. Y de las entrañables horas con su marido compartidas en la hermandad que «abre la semana de las semanas». Unos versos y el sonido de La Esperanza de María al clarinete y piano, daban paso a un nuevo capítulo del pregón de Susana Campos.
En esta tercera parte Susana fue recorriendo con detalles y palabras sentidas cada una de las cofradías y los días de nuestra Semana Santa. Las cofradías del Domingo de Ramos, Huerto -con entrañables palabras a la Aurora- y Lavatorio y del Jueves Santo, Columna, Preso y Remedios, con las referencias eucarísticas de tan señalado día.
Luego pasó al Martes Santo y a la cofradía de la Sentencia y la Paz. Y después al Miércoles Santo con el Señor de las Necesidades y su gran devoción en Cabra. Continúo con el Viernes Santo y el Nazareno de la mañana de una jornada que no verá la procesión del Mayor Dolor. Continuó hablando de la Misericordia y recordó que le tocó estar en su gestora en momentos complicados.
Volvía luego al Viernes Santo con la cofradía del Rocío de Pasión y hablaba del Señor de la Salud, y más tarde a la madrugada del Sábado con referencias al Cristo del Perdón. Y volvió a la madrugada del Viernes Santo hablando del Señor de la Humildad y Paciencia, con recuerdos a su abuela Luisa y a momento de su niñez en torno a esta imagen. Y pasó a otras de las madrugadas de nuestra Semana Santa, la del Jueves Santo, con el Cristo de la Expiración y habló del Colegio Niño Jesús y de las Hijas de la Caridad, de las que dijo «siempre estarán con nosotros», en referencia a que ya no reside la comunidad en nuestra ciudad aunque siguen en el colegio.
Sonaba el tambor ronco del Cristo de la Sangre, para volver al Lunes Santo y los tambores enlutados por el Cerro y la Villa. Y reafirmaba sus vínculos con esta cofradía a la que dijo sentirse unida por lazos familiares.
Unas notas de la Primera Saeta del Silencio, sirvieron para referirse al Cristo del Socorro con el poema atribuido a San Juan de Ávila «No me mueve, mi Dios, para quererte...» con las que la pregonera habló del Vía Crucis del Silencio en la madrugada del Viernes Santo.
Fue pasando entonces a referencias a las procesiones en las que la Virgen es protagonista, con sonidos de palio y candelería, hablando de la Virgen del Rosario en la noche del Lunes Santo. Y volvió a la noche del Viernes con el Descendimiento y su procesión desde el Cerro. Y luego a las Angustias, con referencias a su padre y hermano y a sus vivencias como costaleros de la cofradía de las Agustinas. Sonaban de nuevo notas musicales al piano y clarinete, esta vez el Stabat Mater de Frisina, para un poema que Susana dedicaba al impresionante misterio de la Virgen de las Angustias y el Cristo Yacente.
Volvía a la mañana del Jueves Santo y se refería a la cofradía de la Piedad y del Traslado al Sepulcro y a su cambio de salida que este año será de Santo Domingo. Y se refirió al Sepulcro diciendo «la calle calla al paso de Cristo muerto», y habló de la labor de los jóvenes cofrades de esta antigua cofradía para referirse después a la Virgen de los Dolores y sus relaciones con el grupo de jóvenes que se encargaron de mantener y conservar la tradición de la cofradía que cierra el Viernes Santo. No faltaron algunas alusiones al Desfile de esa tarde, tan peculiar como multitudinario.
Sonaba Martirio en el piano y la pregonera ya apuntaba la alegría de la Resurrección del Sábado Santo, «Sábado de Gloria, de Socorro y Soledad», con sus tradiciones y singularidad, cuando Susana Campos ofreció sus versos a la Soledad.
Y luego destacó los vínculos de la Banda de Música con la Virgen del Socorro que cerraba las procesiones de la Semana Santa antes del Resucitado. Y también aprovechó para agradecer a la Banda de Música su labor y el trabajo de tantos años y personas. Así como a los músicos Juan Antonio Marín Osuna y Raúl García Marco, que «habéis templado mis nervios» por acompañarla en los sones al piano y clarinete en algunas partes de su disertación.
Llegaba el culmen con la procesión del Resucitado, con las singularidades de ese cortejo multicolor y variado del Domingo de Resurrección que Susana Campos aprovechó también para recordar su pertenencia a la Agrupación que se encarga de esta procesión. Y usaba una de las frases del pregón de José María Tron para afirmar «Porque Cristo Vive, todo tiene sentido».
La Banda de Música sonaba de nuevo para terminar las palabras de la pregonera que en ese momento final quiso dedicar a la Virgen de la Sierra. Y con palabras de Esperanza y referencias a la Virgen, y al pasacalles final, sonando Cofradías Egabrenses, terminaba el pregón que recibió un emocionado y largo aplauso del público asistente al mismo.
En cada uno de sus momentos, Susana Campos incluyó guiños a personas y circunstancias concretas de cada cofradía, como buena conocedora de la realidad cofrade egabrense. Tampoco dejó atrás la petición de igualdad de oportunidades, reclamando el papel de la mujer en el día a día de las cofradías, demostrando la valía de la mujer. Y reclamaba que, lo mismo que muchas de las palabras cofrades están escritas en femenino, la igualdad ha de ser también una realidad en la Semana Santa.
Enhorabuena al presentador y a nuestra pregonera porque como ella misma decía ha puesto «color con mi paleta de sueños» en este sentido pregón que sirve de pórtico a la Semana Santa de Cabra de 2024 para «recordar la muerte de Jesús en el Madero y pregonar la vida del que resucita»
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