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José María Tron borda un exquisito y antológico pregón de la Semana Santa
Antonio Ramón Jiménez Montes
La Semana Santa de Cabra ha tenido un pórtico de lujo con el pregón que pronunciaba en la mañana del pasado domingo el cofrade y periodista José María Tron Moreno. Con un lleno casi absoluto en el Teatro El Jardinito el pregonero supo compartir su sentimiento cofrade con los egabrenses a los que invitó a abrir su corazón a la Semana Santa que llega.
El escenario estaba presidido por cuatro elementos de las cofradías del pregonero: la cruz de guía del Huerto, la peana del Corpus, el altar de la Virgen de la Sierra y los candelabros del Silencio, junto a dos angelitos del paso del Huerto y las medallas de estas cofradías. A ambos lados sendos reposteros de la ciudad de Cabra y de la agrupación de cofradías. Un piano de cola y un gramófono completaban la escena junto al atril y tras un fino paño, la banda de música de Cabra que abrió el pregón con el tradicional pasacalle La Cruz parroquial de López Cordón. Sonaría también la marcha Aniversario de Pasión en Cabra, de Manuel Aguilar Aranda.
A continuación, tomó la palabra Alfonso Tron Moreno, hermano del pregonero, quien destacó el trabajo del pregonero, mostrando sus facetas profesional, personal y cofrade de José María. No faltaron anécdotas familiares, recuerdos de la infancia, con especial mención a su recordado padre y tradiciones vividas en su familia. Tampoco faltó una alusión directa al "cofrade peregrino, que va de cofradía en cofradía, buscando lucimiento personal, cargos y llamadores". Al resaltar la responsabilidad cofrade del pregonero aprovechó para decir que "hacen falta cofrades como nuestro pregonero, comprometidos, que sepan asumir responsabilidades y que cuando no las tengan sean hermanos participativos y activos formando parte de los cabildos", recibiendo varias ovaciones del público en su intervención.
De nuevo la banda de música que dirigió con su buen hacer el Maestro Antonio Moral interpretó la marcha Jesús de las Penas de Antonio Pantión, elegida expresamente por el pregonero y que le daría paso al atril del Jardinito.
Se iluminó el gramófono colocado en el escenario y mientras Rafael Sabariego Padillo daba cuerda comenzó a sonar la reproducción de un disco de pizarra. Sobre los sones de marcha, se escuchó la saeta Por esa expresión llorosa de Manuel Centeno, uno de los grandes saeteros de principios del siglo XX. Tras la música del viejo gramófono el pregonero dijo "como surca la aguja del viejo gramófono la saeta antigua, así roturan las centenarias calles de Cabra año tras año, siglo tras siglo, sus cofradías" para destacar lo que marcaría el hilo conductor del pregón sobre "un pasado que revive, un presente con historia y una historia con mucho futuro".
A partir de ahí José María Tron fue hilvanando con su maestría y mejor hacer, un pregón cercano y directo, muy bien elaborado y que supo combinar la palabra y la música con los acompañamientos que, al piano, ofreció magistralmente Rafael Sabariego Padillo. Tuvo palabras de felicitación para sus compañeros de Atalaya Televisión en su 25º aniversario dedicándoles también este pregón.
Y fue cuando el pregón nos invitiba a recorrer la Semana Santa de Cabra según José María Tron en un relato que tituló Todo tiene sentido. Una pieza clásica, con guiños a otros pregones, con recursos propios del buen periodista, con la experiencia de un gran cofrade y con la complicidad del relator aventajado que no dejó atrás emociones ni vivencias personales que quiso compartir con su pueblo.
En su estructura ascendente el pregonero quiso invitar a la ciudad, a sus gentes y a las cofradías a vivir estas fechas. Lo hizo con unos sentidos versos que llamaban a abrir las puertas de una nueva Semana Santa, esa gran dama o bella muchacha que, como dijo Tron "está llamando a la puerta, vistiendo manto bordado, hecho de noche estrellada". Y enlazando con la referencia evangélica del V domingo de Cuaresma, dijo el pregonero: "solo nos quedará pedir que todo salga bien, que a pesar del trabajo, del esfuerzo, de los contratiempos y sinsabores, la procesión, la Semana Santa, como la vida misma, supere todos los obstáculos, levante con fuerza las cargas y las tristezas y eche a andar como Lázaro: ¡levantémonos y andemos con Jesús y María por nuestras calles!".
En sus constantes referencias a esta gran fiesta de la primavera y a las tradiciones locales - "la Semana Santa de Cabra es la bandeja de plata de nuestros sentimientos y recuerdos" dijo el pregonero - no faltaron preciosos calificativos y toda una declaración de intenciones que fue desgranando poco a poco entre aplausos del público emocionado.
No dejó atrás su gratitud por haber sido designado como pregonero y aprovechó para realizar agradecimientos a familia, amigos, a sus hermandades para terminar ese capítulo danto las gracias "a Cabra y a su Semana Santa, por permitirme haber tenido la dicha de venir al mundo en tan privilegiado lugar (...) donde la semilla semana santera germinó con abundancia para regalarnos cada primavera el más bello y florido paisaje".
El pregonero hizo también una declaración de fe a lo largo del pregón y quiso destacar numerosos aspectos de la vida cofrade durante todo el año y a cómo la Semana Santa "es un gran ente de amor, que acoge y no hace distingos, una casa común que da cobijo a todo al que a ella se acerca". Y magistralmente relacionó esa personal definición con "el concepto mismo que tenemos de Dios. Quizá sea porque Dios mismo es la Semana Santa". Y entonces dijo que cree en una semana santa del respeto para destacar que "por mucho que nos atraigan todos los ingredientes que la conforman, si no descubrimos que realmente Dios está en todo ello, nos hemos quedado a las puertas (...) por tanto, no quitemos de la Semana Santa a Dios, porque, repito, Dios es la Semana Santa".
A partir de ahí el pregonero nombró a todas las advocaciones de Cristo y de su Madre que tienen representación en la Semana Santa de Cabra y lo hizo hilvanando una bella composición literaria, recitada poéticamente y cargada de emoción y sentimiento. Recreó la poesía de Manuel Ruiz Madueño sobre nuestra Semana Santa y lo hizo recordando a Paco Carmona y a Eusebio Muriel "que tantas veces pusieron voz en la radio y televisión local".
Y nuevamente el pregonero quiso proclamar su constante relación con el mundo cofrade: "por eso hoy, Semana Santa, te digo que cuentes conmigo, con nosotros, para seguir haciéndote perpetua en el tiempo que nos toque vivir. Te vales de nosotros para perpetuarte en el tiempo y a nosotros nos gusta ser el medio para tal fin". Y emocionó nombrando a los niños y niñas de su familia y de sus amigos cofrades, para insistir en la importancia de ese encuentro inicial de los más pequeños con la Semana Santa.
Vinieron luego los recuerdos de la infancia y juventud y los sabores de nuestra Cuaresma, con notas de humor y de referencias a las cacerolas que guardan los pestiños, gajorros y magdalenas en las alacenas familiares.
Tras una semblanza de las imágenes de la Virgen y una dedicatoria conjunta a todas las advocaciones, el pregonero realizó un recorrido por cada uno de los días de la Semana Santa recreando con sus palabras cada una de las cofradías y de las imágenes que salen a nuestras calles en las procesiones. Se detuvo con emoción en su cofradía del Huerto, sin dejar atrás a ninguna de las demás y con sentidos versos relató cada una de las intensas jornadas cofrades de Cabra. Dedicó muy emocionado, la madrugada del Viernes Santo con la cofradía del Silencio, a la memoria de su padre y recordando a todos los que nos faltan: "¿quién iba a decirnos que hoy yo estaría aquí pregonando nuestra Semana Santa y que tú no estás ahí sentado en estas butacas, pero que te has agenciado el más especial de los palcos para no perdértelo?"
Así llegó hasta el Domingo de Resurrección y nuevamente el pregonero, con referencias al Museo de la Pasión y a la Sábana Santa, hizo una proclamación de fe compartida por las cofradías que procesionan al Resucitado: "Y todas las cofradías, en fraterna y multicolor unión, así lo atestiguamos, porque anunciamos y recordamos su muerte, pero proclamamos su Resurrección. Y eso ha pretendido este pregón".
Y fue entonces cuando la apoteosis se apoderó del escenario y del teatro entero. Como si de un nuevo comienzo del pregón se tratase, José María Tron Moreno dejó para el final el vino mejor. Y desbordó sus emociones con un rotundo "todo tiene sentido" que declamó sobre el fondo musical que la banda de música y el piano le ofrecieron con la marcha Madrugá Macarena de Paco Ojeda. Y el pregonero exaltó todo el trabajo cofrade, todas las situaciones en que pueblo y las cofradías pueden verse representadas, todos los momentos, esfuerzos y trabajo. Y desde el mensaje de la Resurrección "porque Cristo vive" recalcó que todo tiene sentido, con mayúsculas. Y volvía a decir "porque Tú vives, Señor, tiene sentido este pueblo y sus templos, sus cofradías señeras, sus imágenes benditas y tienes sentido tú: Cofrade de esta tierra".
Para el final dejó José María Tron este trozo de sí mismo cargado de vivencia y alegría, de mensaje y de sentimiento, de esperanza y confianza, culminándolo magistralmente con la esperanza en una nueva Semana Santa. Y diciendo "me quedaré aguardando una aspiración soñada, un anhelo que se acerca, un llamador que suena, una luz cegadora, antes del Sol, Tú, Señora. Y un palio que será tu cielo, mi cielo: ¡AURORA!"
Así se cerraba una página histórica para la nómina de los pregones de la Semana Santa de Cabra, con el teatro puesto en pie, aplaudiendo complacido y emocionado al pregonero José María Tron Moreno que ha escrito y dicho un sublime pregón, mientras la banda de música ponía los sones finales de este pórtico brillante, interpretando Cofradías Egabrenses del maestro Moral León.
Desde La Opinión queremos transmitir nuestra enhorabuena a la banda de música y a su director, al pianista acompañante, a la organización del acto, al presentador y sobre todo al pregonero y a la Semana Santa de Cabra.
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