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Y ya está todo listo en el templo que guarda la perla preciada de la devoción serrana que se identifica en esa imagen antiquísima de la Virgen de la Sierra, icono milagroso que desde tiempos remotos concentra el filial amor de tantos hijos que se postran a sus plantas para dar gracias por favores recibidos y pedir desde la más sincera religiosidad. La imagen de nuestra Patrona se encuentra en sus andas de viaje, en el presbiterio de la iglesia del Santuario, fuera de su camarín, vestida con el manto rojo que bordaron las Agustinas a mediados del siglo XIX.
Repasando las páginas de La Opinión, que ha sido decenario de la Virgen de la Sierra y fiel testigo de más de un siglo en torno a tan preciada imagen, nos detenemos en la romería de hace medio siglo.
En aquel 1967 se celebró la Romería de Votos y Promesas junto a la del Comercio y Panadería que no pudo celebrarse antes "por no haberse terminado la reparación en la carretera". Las primeras celebraciones tuvieron lugar en la mañana del 14 de agosto celebrándose la primera misa de la víspera del 15 de agosto a las 8:30h de la mañana por el recordado sacerdote rvdo. Diego Villarejo, capellán del Santuario.
En la crónica que nos ofrece La Opinión de 17 de agosto de 1967 se van indicando los lugares de procedencia de tantos peregrinos que van llegando al Picacho a lo largo de la jornada de aquel 14 de agosto que también fue lunes. Se registran visitas de personas llegadas desde Luque, Esparragal, Martos, Priego de Córdoba, Zagrilla, Noguerones de Alcaudete, Cabra, Córdoba, Sevilla, Madrid y Málaga. La jornada de aquel lunes de hace cincuenta años se cerraba con un rosario a las 10 de la noche y con el inicio de una madrugada en la que no dejaron de llegar peregrinos a la Sierra.
La Virgen de la Sierra lució entonces el manto verde donado por la Vizcondesa de Termens y tuvo como costalero mayor a Dionisio Moreno Morales "fervoroso devoto de la Virgen llegado exprofeso desde Madrid para la romería". En la procesión "ante la sagrada imagen se apiñó una muchedumbre enfervorizada que no cesó de aclamarla" y tras la imagen iba una banda de cornetas y tambores. El párroco de los Remedios cerraba el cortejo revestido de capa pluvial y con ciriales. Se hace referencia también a la presencia del que había sido director de El Correo de Andalucía, José Montoto que asistió a la romería desde Sevilla con sus hijas.
En los Miradores se cantó la salve popular por la Escolanía de la Virgen de la Sierra a la que acompañaron los peregrinos y devotos que asistieron a la romería.
"¡Que la devoción a la Virgen de la Sierra, fruta madura de una fe sincera, viva e ilustrada, haga de nuestra vida un amoroso servicio a Dios!" dijo el padre Villarejo en una de sus sentidas homilías ante la Divina Serrana. La misa de romeros del día 15 se celebró a las ocho de la mañana presidida por el capellán, don Diego Villarejo que explicó el significado de la romería y la fiesta de la Asunción.
La solemne función estuvo presidida por el párroco de los Remedios (feligresía en la que se integraba entonces el santuario) José Burgos Serrano, y también estaban el capellán, Diego Villarejo, los sacerdotes Miguel Sánchez (de Santo Domingo) y Manuel Osuna (de la Asunción), el padre salesiano Antonio Artalejo y el padre Germán de Luque. De las cofradías filiales de Málaga y Madrid, asistieron Carmen y Ángel Peña Pastor, respectivamente.
Terminamos estas líneas con las palabras escritas por el cronista de La Opinión, su director Manuel Mora Mazorriaga, que decía:
"De los campos, de muchos pueblos de la región andaluza, llegan peregrinos para acudir puntualmente a la cita anual que les dio la Virgen de la Sierra en la casita blanca. Porque el 15 de agosto es en el Santuario fiesta grande pues en él se congrega, para agradecer o pedir, una muchedumbre que reza y aclama a la Reina de los cielos y tierra hasta enronquecer".
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