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620 años del documento más antiguo donde se habla de la Virgen de la Sierra
03.09.16 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Los siglos de veneración a la Virgen por medio de un icono tan antiguo como es la imagen de Nuestra Señora, María Santísima de la Sierra, no tienen discusión. Habrá pasado por más o por menos, como el curso de los tiempos la ha ido conformando. Épocas hubo en las que estuvo dormida la devoción, como dijera nuestro fundador don Manuel Mora y Aguilar cuando a principios del siglo XX tuvo tanto que ver en su recuperación.
Pero es indiscutible lo que testimonia la historia documental. Ahí no valen elucubraciones ni opiniones. De nada sirve entonces que unos u otros digan que hay, hubo o habrá otras devociones más o menos importantes. Cuestión por otra parte baladí, pues hablamos de la veneración a la Madre del Redentor, única y ejemplar mujer que la religiosidad de los pueblos ha hecho suya a través de imágenes y advocaciones que, como la nuestra de la Sierra, son en sí mismas tan genuinas como singulares.
Pero volvamos a lo que decíamos. Los testimonios documentales poca discusión ofrecen. Y así ocurre en el caso de los más antiguos que nombran y vinculan lugares y espacios, con la advocación de Nuestra Señora, como María Santísima de la Sierra.
Ya sabemos que la devoción a la Virgen María está presente en nuestra ciudad desde muy lejanas épocas. Trece siglos nos separan de la primera manifestación de la que tenemos constancia en Cabra, que identifica la dedicación de una basílica a Santa María por el obispo de la Egabro visigoda, Bacauda, ara que conserva la Iglesia de San Juan, en el Cerro. Casi ocho de la dedicación de la iglesia mayor parroquial a Santa María y Ángeles por san Fernando III. Más de siete siglos y medio de los primeros datos sobre la existencia de Santa María en el entorno de la Sierra, como es la referencia en el Libro de la Montería de Alfonso XI (1340) o el documento de la Nava (1396), que hablan de "Robledo de Santa María" y "Dehesa o Nava de Santa María de la Sierra".
Hace la friolera de 620 años del documento más antiguo que se conserva donde se nombra la advocación de la Patrona de Cabra. Se trata, como ya se ha hecho referencia en más de una ocasión, a una escritura en la que se recoge la venta de la Dehesa de la Nava "que llaman de santa María de la Sierra" al concejo de la villa de Cabra por doña Urraca Alonso, allá por el año de 1396 (medio siglo antes de que naciera la reina Isabel de Castilla).
Documentalmente esa es la referencia primera a la devoción egabrense a la Virgen de la Sierra. La antigüedad de la imagen de nuestra Patrona es también un dato objetivo que sitúa la misma en torno a los siglos XIV-XV. Junto a estos datos no faltan historias o leyendas que la tradición ha ido transmitiendo o los libros recogiendo, sobre la ocultación de la imagen con las invasiones moriscas, allá por el siglo VIII; o su aparición en el siglo XIII.
Habrían de pasar algunos años más hasta que encontremos noticias de la Archicofradía como hermandad de devotos, y tendremos que remontarnos a mediados del siglo XVI para dar con los primeros testimonios de su existencia formal. Los primeros estatutos que tuvo la archicofradía son aprobados en el año de 1563, siendo hermano mayor Cristóbal Fernández Texeiro, considerado también por la historia como el primero de los cuarenta y nueve que, desde entonces, ha tenido la Archicofradía de la Virgen de la Sierra.
Del mantenimiento del Santuario y del culto en el mismo se había ocupado el Concejo de la Villa de Cabra y el propio Obispo de Córdoba, creando una capellanía a sus expensas de cuya responsabilidad se fueron sucediendo diversos capellanes hasta las fechas en que aparece la propia Archicofradía como responsable del Santuario.
A partir de ahí, tenemos datos históricos que sitúan la devoción a la Virgen de la Sierra entre las más significativas de Andalucía, llegando a decirse en la Historia de Cabra escrita por De la Vega en 1668, que la fiesta del 8 de septiembre, que tenía lugar en el mismo Santuario, "era similar a la que tenía lugar en el santuario del Cabezo de Andújar".
Junto a estos datos, se confirma la existencia de hermandades o cofradías filiales de las que tenemos constancia al menos desde el siglo XVII, prácticamente a pocos años de la creación de la Archicofradía.
En estos días de fiesta que Cabra celebra en su honor, la tradición y la historia se dan la mano con la religiosidad y el fervor de un pueblo que lleva tanto tiempo venerando a la Virgen María y que tiene en la imagen coronada de Nuestra Señora, María Santísima de la Sierra, un referente obligado, digno de destacar por su repercusión a lo largo de la historia y que tantas devociones concita ante sus plantas.
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