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Visión lírica de la Semana Santa de Cabra
19.03.14 - Escrito por: Rincón Poético Cofrade
La procesión del Silencio;
Viernes de Semana Santa,
templo de Santo Domingo
del bello pueblo de Cabra.
Por las puertas de la iglesia,
en largas filas calladas,
salen negros capuchones
con las espaldas dobladas
por el peso de las cruces,
en penitencia las almas,
cuando empieza el nuevo día
a rayar la madrugada.
Suena el tambor cual lamento
de las almas apenadas.
Un clarín, en el silencio,
a las estrellas desgarra.
En el pórtico de piedra
la Carne Crucificada
en hombros de penitentes
aparece, traspasada
por negros clavos, clavados
con dureza y fría saña,
fijando en Verdes Maderos
al Perdón y la Esperanza.
En la noche hay tal silencio,
tan mudas están las almas,
que las cadenas son gritos
y hasta los luceros claman
por el Señor del Socorro.
Sin ojos que tengan lágrimas,
cadenas y cruces lloran
al llegar la madrugada.
Trenzas de jazmines negros,
trasminando sus fragancias,
la Carne Prendida ungen
cuando por las calles pasa.
En las aceras y esquinas
se apiña el pueblo de Cabra.
¡La procesión del Silencio...
en la que lloran las almas!
Madre, yo no sé que tiene
esta madrugada santa.
Yo no sé que tiene, madre,
que hasta los pájaros callan
y los rayos de la Luna
rompen sus hilos de plata
en los yunques de las calles
con chispas de luces blancas.
Los ruiseñores sin trinos,
-sin trinos en sus gargantas-.
Los cauces de los riachuelos,
voces de la mar lejana,
y los ecos de las brisas
no dicen la voz del agua.
Yo no sé que tiene, tiene,
esta madrugada santa
que la sangre de mis venas
se paraliza, callada,
cuando el Señor del Silencio
sale por calles y plazas
y todo mi pueblo llora,
sedientas de amor sus almas,
queriendo ver florecidas
en esperanzas, Sus Llagas.
Atambores y trompetas
como los clavos desgarran
crucificando las sombras
en la cal de las fachadas.
JOSÉ J. DELGADO
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