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Los conventos de San Martín y Santo Domingo, huella dominica en Cabra (III)
06.10.20 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
 Continuamos hablando de la presencia dominica en Cabra y lo hacemos hoy en relación al antiguo convento de la Concepción, de los padres dominicos, cuyo inmueble e iglesia dejó la Orden de Predicadores, fundada por santo Domingo de Guzmán, a mediados del siglo XIX como consecuencia de la política desamortizadora.
Una de las herencias más señaladas de la presencia de la Orden de santo Domingo en Cabra, es la del Rosario que según la tradición el santo de Caleruega recibió de la Virgen María. Fue ella la que lo enseñó a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
La actual feligresía de Santo Domingo, fiel heredera de la fundación dominica egabrense, ha tenido en su historia las más importantes manifestaciones del Rosario en Cabra. En el Convento se creó la Primitiva Cofradía del Rosario, cuya trayectoria e importancia no podemos olvidar. Desde los primeros cofrades y los frailes, hasta los últimos seglares que ocuparon los cargos de esta Perpetua Cofradía, sin olvidar a las celosas personas que han guardado y guardan con extremo cuidado y cariño la Venerada Imagen de la Virgen y su Niño, la devoción a esta imagen del Rosario, la tienen siempre bien vestida con un ajuar perfectamente conservado y que, gracias al celo del fallecido párroco Francisco Caballero Guerreo (q.e.p.d), se recuperó y se muestra en el coro del templo. La Virgen del Rosario , cuya hermandad goza del rango de perpetua y hunde sus raíces en Cabra en el siglo XVI, se presenta hermosa en su camarín cercano al Cuerpo mismo de su Hijo, en la capilla sacramental del Rosario.
Hay otra importante manifestación del Rosario, esta vez relacionada con una tradición popular muy extendida en el siglo XVIII por el Sur de Córdoba, como es la de los rosarios públicos de la Aurora. Porque además de su cofradía, existía en la antigua Calle del Granadal, hoy dedicada a Juan Valera - donde la Archicofradía de la Virgen de la Sierra tiene un local con buena parte del patrimonio de nuestra patrona - una antigua ermita que por voluntad de un hombre devoto José Ximénez de Valenzuela, fue dedicada a la Aurora de María. Fue esta iglesia que hoy no existe, sede de su Antigua Cofradía y albergó los misterios gloriosos del Rosario para entonar con cánticos y campanillas, los rezos de muchos amaneceres dedicados a la Virgen. Rezos y cánticos que se conservan en buena parte de nuestros pueblos y que constituyen otra de las señas de identidad de las cofradías letíficas de nuestra comarca, en la advocación gloriosa de Nuestra Señora de la Aurora. En Cabra la Cofradía de la Aurora también rindió culto a los Misterios Dolorosos y en Semana Santa, desde 1729, la Oración de Jesús en el Huerto y la Aurora Dolorosa completaban esta devoción primera, hoy afortunadamente recuperada gracias a la reorganización de esta hermandad y cofradía del Huerto.
Sobre la tradición del Rosario, el historiador y teólogo Carlos J. Romero Mensaque, tiene publicados numerosos trabajos y un portal en internet en el que podemos encontrar amplia información pues recoge buena parte de ellos.
DE CLAUSTRO DOMINICO A HOSPITAL. DE IGLESIA CONVENTUAL A PARROQUIA.
A diferencia de la ruina y desaparición del convento de San Martín y las Llagas de Cristo, de madres dominicas, el de la Concepción de frailes dominicos tuvo diferente destino. Se instalaron los hospitales de San Rodrigo, de la Caridad y la Santa Escuela de Cristo reunidos en el Hospital de Beneficencia que gestionó una junta encargada legalmente por el Ayuntamiento de Cabra.
En 1836, suprimidas las comunidades religiosas por decreto de 25 de julio del año anterior, se establece la Junta de Beneficencia el 3 de septiembre. En cumplimiento de la Ley de 6-2-1822 para la administración de los bienes de beneficencia, son nombrados para formar el establecimiento de Beneficencia de Cabra, el Vicario José María Güeto y Luque, Joaquín Coello, Felipe Ulloa, Antonio Fustigueras, Joaquín Fernández Tejeiro, Nicolás Alcalde y Juan de Dios Cuenca. Esta Junta consiguió reunir definitivamente los hospitales existentes ya mencionados en uno solo del que se tomó posesión en el antiguo convento dominico el 24 de abril de 1837.
Son muchas las personas que recuerdan lo que ha significado para Cabra este querido hospital del que sólo queda su historia y solar, en el que nacieron y fueron atendidas tantas personas en los siglos XIX y XX. Aunque desaparecido, gracias a su presencia y a la labor de párrocos y feligresía, la Iglesia de Santo Domingo se había salvado de la ruina.
El 5 de febrero de 1841 vinieron cinco Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl para hacerse cargo del servicio del Hospital siendo la superiora Sor Gabriela Ros. Las Hijas de la Caridad comenzaron cubrir la labor asistencial y también la educativa, pues sería en 1904 cuando se creaba también una escuela gratuita de párvulos en el Establecimiento particular de beneficencia, con 200 niños matriculados y que también fue regido por las Hijas de de la Caridad. El carisma vicenciano tiene en las monjas de Termens una presencia continuada hasta hoy, abarcando por tanto las tareas desarrolladas en el hospital, en la enseñanza y en la atención de personas discapacitadas en la Fundación Termens.
A medida que pasaban los años, la ciudad crecía y el número de fieles era mayor. Por ello se estaba preparando desde 1889 una reorganización y nueva distribución de feligresías y parroquias en toda la diócesis cordobesa. La promulgación del Decreto por el que don Sebastián Herrero y Espinosa de los Monteros, obispo de Córdoba y su diócesis, ordenaba a don José del Carpio y Montilla, rector de la parroquial de la Asunción y Ángeles, que hiciera la nueva demarcación parroquial en Cabra, se emitió en cédula de 18 de agosto de 1890, promulgándose y dándose a conocer el 15 de noviembre de ese mismo año. Desde aquel momento, se erigía la parroquia de la que había sido iglesia conventual de los dominicos de Cabra: 130 años en los que se ha trabajado para hacer realidad el decreto de erección de la Parroquia. Es verdad que en aquel momento, muchos egabrenses, incluso los que pertenecían a este barrio, sintieron algo así como miedo. Creían que la nueva parroquia no les daría la misma tutela y protección que habían tenido con la antigua iglesia mayor parroquial de la Asunción y Ángeles, única de Cabra. Pero pronto se perderían esos temores, porque es cierto que la trayectoria parroquial ha ido haciéndose día a día entre todos.
El primer párroco nombrado fue José del Carpio cuya labor quizá haya sido de las más complejas, al tener que poner en marcha todo el proceso administrativo y organizativo de su nuevo destino, además de las tareas pastorales y la consolidación de estructura y obras del templo dominico que llevaba cerrado más de medio siglo. El primer día de enero de 1891 se bautizó la que sería la primera niña de la Parroquia, María Soledad Pérez Serrano.
(CONTINUARÁ)
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