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Un cancel del siglo XVIII
15.05.21 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
En el año 2018 el historiador egabrense y cronista oficial Antonio Moreno Hurtado publicaba el libro La Cofradía de la Virgen de la Soledad de Cabra. Una edición digital que ampliaba la realizada en 2005, disponible de manera gratuita y que puede consultarse en el enlace que insertamos.
Como señala el doctor y profesor emérito, «la base fundamental de nuestro trabajo es, lógicamente, la amplia documentación que se conserva de la cofradía» que sirve de base para la elaboración de una muy completa historia de la Soledad. El libro es muy interesante porque pone de manifiesto que el edificio que alberga la actual parroquia de los Remedios, ha sido siempre propiedad y ha estado a cargo de las cuentas de la cofradía de la Quinta Angustia y Soledad de Nuestra Señora. Lástima que cuando se creó la nueva parroquia y se usó provisionalmente dicho templo, nadie reclamara que en vez de Remedios fuera titulada parroquia de la Soledad y Santa Ana. Sería lo justo y quizá nunca es tarde para poder realizar tal modificación.
En el libro encontramos numerosos datos y citas, que se amparan en el rigor propio que Antonio Moreno nos ofrece en sus trabajos y que tiene un soporte documental para apoyar las numerosas cuestiones que con la lectura amena y entretenida de la obra, nos permiten conocer muchas de las vicisitudes de la historia de la cofradía y por tanto del templo de la Soledad y Santa Ana.
Y entre las señaladas citas y anotaciones no faltan las que se refieren a obras, cuentas, nombres y fechas como es el caso del cancel y coro de la iglesia de la plaza de Aguilar y Eslava. Hay unas obras que hablan de la reparación de las puertas de la ermita - como se denominaba entonces el templo cercano a las huertas - que fue realizada por el carpintero Isidro Ruiz y dos de sus oficiales, costando 256 reales, en el año 1766.
En una carpeta de cuentas de los años 1794 y 1795, como bien recoge el prof. Moreno Hurtado en el libro que comentamos, y que presenta como tesorero de la cofradía de la Soledad Francisco Cano González, se recoge perfectamente la obra del cancel de la Soledad: «el carpintero Salvador de la Cruz cobra varias facturas por el arreglo de la escalera de subida al campanario, subida a la tribuna y baranda. Se le declara - continúa Antonio Moreno - "carpintero de lo blanco" es decir, se especializa en armazones de madera que luego se han de cubrir de molduras de yeso».
Y el dato exacto de la hechura del cancel lo tenemos también documentado en el libro de Antonio Moreno Hurtado, que como decimos vio la luz en 2018.
«El día 6 de mayo de 1795 cobra 4600 reales de la hechura de "un cancel, el esqueleto de madera y forrado de yeso con tres angelotes de lo mismo y unir dicho cancel con la tribuna, rematar esta con sus repisas y molduras y las puertas y postigos con sus molduras de resaltes y taia"». Como remate de la obra se incluyen el gasto que, el 22 de julio del mismo año, se hace para las tallas de dos pilas de agua bendita y las piezas o «zoclos» para el cancel, que por 250 reales realizó el cantero Vicente Cordón.
A veces solo hay que leer los libros publicados, buscar la información que tenemos y saber bien cuáles son los elementos de nuestro patrimonio para cuidarlos, respetarlos e intentar actuar sobre ellos sin quitar ni poner, sino solo restaurando y recuperando de una manera rigurosa para mantener piezas como este cancel barroco tan interesante, datado y documentado, que sin embargo pasa inadvertido.
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