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La Virgen de la Sierra en la Basílica de San Juan de Ávila
26.06.15 - Escrito por: Antonio R Jiménez Montes
Todas las visitas que está realizando la venerada y antiquísima imagen de Nuestra Señora de la Sierra a distintas localidades de nuestra provincia y a la capital, han desbordado las previsiones más optimistas de manera muy positiva. En todas ellas se ha puesto de manifiesto y así lo estamos viendo también durante su estancia en la Parroquia de la Trinidad de Córdoba, el fervor y devoción hacia la imagen de nuestra Patrona. El domingo, cuando regrese de nuevo a Cabra, lo hará con estaciones en Montemayor, Montilla, Monturque y Huertas Bajas.
Sin embargo, la visita a la vecina localidad de Montilla, cobra un carácter muy significativo y que merece una especial consideración. La Virgen de la Sierra estará ante el sepulcro del Doctor de la Iglesia y Apóstol de Andalucía, San Juan de Ávila. Además de la devoción que la Virgen reciba en esa histórica visita, el hecho de coincidir en este 2015 con el final del trienio jubilar de San Juan de Ávila, inmersos como estamos en el año jubilar de la Virgen de la Sierra, confiere un carácter especial a su estancia en la Basílica Pontificia del Maestro de Santos.
Pensemos que cuando el Maestro Ávila predicaba sus sermones, ya se veneraba la imagen de la Virgen de la Sierra en el Picacho desde hacía varios siglos. Quiere decir esto que nuestro venerado santo, conoció en su vida la devoción a la Virgen María en esta imagen milagrosa de la Divina Serrana. En aquellos años del siglo XVI y especialmente en los que San Juan de Ávila se retira a Montilla, ya había recorrido buena parte de Andalucía y sus pueblos fundando colegios, predicando, enseñando o preparando escritos teológicos. Y en esas enseñanzas no solo no faltaron reflexiones sobre la Virgen María, sino que encontramos una profunda Mariología, con un estilo sapiencial, rebosando teología y piedad mariana. Y como objetivo fundamental aumentar la vida de fe de sus oyentes.
Aquí es donde radica la especial vinculación que este domingo 28 de junio, se establecerá físicamente, quizá de nuevo, en ese vínculo que existe entre la exquisitez mística de la predicación de nuestro Doctor de la Iglesia con la popular y centenaria devoción que se profesa a esta imagen de la Virgen venerada con el título de la Sierra y que sigue acrecentando el fervor mariano de toda nuestra diócesis. Desde su Santuario en la Sierra de Cabra, como Patrona de este pueblo, la Virgen de la Sierra goza de una devoción que supera lo local, que se irradia más allá de los límites geográficos de un determinado lugar y que se expande como la semilla del Evangelio por todos los rincones de esta provincia cordobesa, por las poblaciones limítrofes del centro de Andalucía y por aquellos sitios en los que, viviendo una persona egabrense, se mantiene esta llama vigorosa del fuego del amor a la Madre.
San Juan de Ávila expresó en sus sermones dedicados a la Virgen María una profunda catequesis muy fácil de entender por el pueblo al que iban dirigidos, pero con tal profundidad teológica y de tal significación evangélica, que hoy continúan siendo actuales y próximos. Cuando el domingo la Virgen de la Sierra, tras haber pasado por la parroquia del otro santo montillano, San Francisco Solano, llegue a la Basílica de San Juan de Ávila, se harán presentes todas esas reflexiones que a lo largo de sus escritos podemos encontrar en aquel cura "sin parroquia" que hoy es Doctor de la Iglesia universal. Será un momento histórico que prácticamente pondrá broche de oro a estos días en que la imagen de la Virgen de la Sierra se ha hecho peregrina, como el Maestro Ávila, recorriendo lugares para avivar la fe y acrecentar la devoción en esta Señora que como él mismo decía en alguno de sus sermones "es por cuyas oraciones todo lo que se pide se alcanza".
Extraemos algunas de las reflexiones del maestro en uno de los sermones que pronunció para el 8 de septiembre.
EL ALBA ES MARÍA
MEDIANERA ENTRE LA NOCHE Y EL SOL
Es tan grande esta Niña que hoy nace,
que pone en gran admiración
a los hombres y a los ángeles,
y así, como admirados, preguntan:
¿Quién es esta que nace
como el alba que amanece,
hermosa como la luna, escogida como el sol,
terrible y espantable como escuadrón de gente bien ordenada?
Chiquita es en sus ojos mas la dignidad
y grandeza suya a todo excede.
Ella es el alba, luna y sol que nace para todos.
Ten, hermano, confianza en esta Virgen sagrada,
que si tú quieres llamarla con ruegos,
hacerla servicios, implorar su misericordia
y pedir su intercesión sentirás
que ni ella es sorda para oírte
ni tus oraciones y servicios saldrán en balde.
Nacida es hoy para tu consuelo y remedio,
ponla por intercesora entre Dios y tú,
gime tus culpas y pecados y ponte ante Ella
que como verdadera Madre,
te consolará y te ayudará.
San Juan de Ávila - Doctor de la Iglesia
Sermón (60) en la Natividad de María, 8 de septiembre
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