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Poema de Ruiz Madueño al día de la subida
05.10.19 - Escrito por: Redacción
"La subía"
El mundo se me echa encima
hasta en mi misma Tierra:
pero una mujer me anima
que, sube por ser mi prima
de mi brazo, hasta la Sierra.
La aurora encala la cresta
de "La Camorra" de Cabra
cuando por "La Villa" abajo
aparece la Serrana
con aire de madre buena,
sencillamente ataviada.
Va lo mismo que una novia;
pero sin traje de gala.
Va como los que la llevan
vestida de madrugada,
entre dijes de sonrisas
y rosarios de plegarias.
- Para escoltar a la Virgen
muy poco más hace falta.
¿Y vas a la sierra, prima
de esa manera, descalza?
La Virgen puede reñirte
por tu sacrificio. Anda:
cálzate tus pies de rosa,
que son dos estrellas blancas
y, pueden oscurecerse
con el filo de la escarcha:
"Mira cómo te sonríe
como diciéndote ¡basta!
Si vienes desde la iglesia
dala ya por terminada
tu promesa, que la Virgen
no quiere que sufras ¡guapa!
Si quieres yo te relevo;
aunque te parezca rara
la idea se me ocurre
en esta hermosa mañana
de Octubre, que hasta los pájaros
han desplegado sus alas
más que por picotear
por ver a la Soberana.
Vente conmigo del brazo
que, por ser tu primo, pasa.
Y vámonos a la Ermita
cortándole flores blancas
o rosas de los zarzales
que en este tiempo no faltan.
Tiramos de "los cordeles"
y, verás cómo la Virgen
da tu promesa por válida.
¡Ay, que yo no quiero prima
solo ir a la montaña:
que quiero por el camino
decirte cuatro palabras
en una mañana de éstas;
cuando las sombras escalan
las torres de las iglesias
de estrellas y de plegarias
y, por la cuesta la Villa
baja la Paloma Blanca.
¡Ay si hoy subes conmigo
le pido permiso al Papa!
Del libro Flores Tardías
Cabra 1991
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