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Sin compromiso no hay trabajo decente
01.05.22 - Escrito por: Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo
Este 1º de Mayo, celebración de san José Obrero y Día internacional del Trabajo, queremos reafirmar como Iglesia en el mundo del trabajo y desde el Magisterio del papa Francisco, que sin compromiso no hay trabajo decente. Es necesario el compromiso de hombres y mujeres para continuar abordando los problemas relacionados con el empleo.
Nos encontramos en un momento en que está bajando la tasa de desempleo -aunque aún sigue siendo muy elevada-, pero a su vez se ha producido un aumento de la inactividad. Seguimos teniendo un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad y la inseguridad, que perviven incluso en tiempos de crecimiento económico, intensificando la precariedad y las posibilidades de estar en situación de desempleo; aunque también es verdad que están mejorando las cifras de contratos indefinidos. El contexto de crisis ecosocial, bélica, inflacionista... en que nos encontramos amenaza con consecuencias dramáticas para el mundo del trabajo. Así, las condiciones laborales siguen sin ser dignas, lo que hace que muchas personas, a pesar de tener un trabajo, no consiguen salir de la pobreza. Esta realidad empeora con la subida de precios que devalúa significativamente los salarios y las pensiones. Circunstancias que sufren, de manera especial, las familias más empobrecidas del mundo obrero, los jóvenes, las mujeres y las personas de origen extranjero, sobre todo, si se encuentran en situación administrativa irregular, no teniendo posibilidad de acceso al mercado laboral regular ni al sistema de protección.
Ante esta realidad, afirmamos que sin compromiso no hay transformación posible. Y en este sentido, tenemos ejemplos de trabajadores y trabajadoras protagonistas, que con su dedicación, diálogo, esfuerzo y organización, están comprometidas contra la precariedad laboral. Un compromiso ligado a la solidaridad, al bien común y a la justicia social. Como las trabajadoras de la limpieza de la provincia de Córdoba o los 38 trabajadores encerrados desde antes de Navidad en su planta de producción de zumo de Palma del Río.
La actual crisis está poniendo de manifiesto la necesidad de un cambio en el sistema productivo, que sea capaz de crear empleos que aporten valor y con condiciones laborales dignas. Por ello, en este Primero de Mayo, defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por tanto, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia. Así, es fundamental trabajar por: La igualdad salarial entre mujeres y hombres; la creación de empleo juvenil de calidad; la promoción de un entorno de trabajo seguro; la igualdad de derechos laborales de las personas empleadas de hogar; la regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular, para que puedan tener acceso a sus derechos de ciudadanía.
Reclamamos, junto al papa Francisco, el trabajo, "especialmente trabajo decente y no de cualquier modo", como garantía para la inclusión, el desarrollo y la dignidad de las personas. Animamos a que en este 1º de Mayo nos unamos, como comunidad cristiana, en el compromiso por la defensa del trabajo decente, participando en los actos reivindicativos y celebrativos que se realicen en nuestra diócesis; apoyando su visualización y difusión; contribuyendo de ese modo a que nuestro mensaje pueda llegar con fuerza, en la esperanza de que el trabajo decente pueda ser una realidad para todas las personas, y así, ser un signo de que la Resurrección de Jesucristo que estamos celebrando en este tiempo pascual, se va haciendo presente en el mundo del trabajo.
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