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Saber que se puede, querer que se pueda
21.11.14 - Escrito por: Ismael Ruiz Pérez
 Yo quiero seguir soñando. Quiero seguir soñando despierto con que se haga realidad. Que se cumplan los deseos de tantos siglos de rezos, subidas al Santuario y peregrinaciones. Quiero soñar con ver cómo junio se convierte en septiembre. Quiero soñar con ver cómo se hace posible que el centro de la devoción de la provincia, devuelva a tantos pueblos la visita que desde hace siglos le hacen en su Santuario, postrándose a las plantas de la Celestial Viajera. Quiero soñar con que digamos un sí firme a lo que nos pide nuestra Iglesia. Que la Madre vaya a su casa, esa casa que es nuestra. Soñar con un sí a la fe.
Quiero soñar con ver a esos ojos azules, bendiciendo los campos de nuestra tierra, para así llegar hasta Córdoba. Bendita locura. ¿Alguien se imagina a la Virgen de la Sierra en Priego? Seguramente, decenas de generaciones anteriores a nosotros, ya lo han soñado y anhelado con hacerlo en Zagrilla. ¿Cuántas de nuestras abuelas, tíos o familiares son de Luque, Zuheros, Carteya o Espejo? Seguramente, no dejaron desde que somos muy pequeños, de hablarnos de Ella. ¿Os acordáis de la leyenda, de que San Pedro de Doña Mencía se encargaba de cortejar a la Virgen? Decenas de peculiaridades e historias, que demuestran y marcan la importancia de la Patrona de Cabra en nuestra diócesis. Así lo premió la Iglesia, siendo dos Santos ?San Pío X y San Juan Pablo II- los encargados de conceder a la regidora perpétua de nuestra villa, el título de Patrona Principal y su Coronación Pontificia.
Yo quiero soñar con hacer posible el anhelo de tantos devotos, muchos de ellos disfrutando ya diariamente de la sonrisa de la devoción más antigua de nuestra diócesis, en la Viñuela del cielo. Otros muchos, esperándola impacientemente en sus pueblos, repetirían de gozo las palabras de Santa Isabel: "De quién a nosotros que nos visite la madre de nuestro Señor".
Y es que seremos nosotros, los hermanos de la Archicofradía, los encargados de decidir si la Virgen sale de nuestro pueblo para ir hasta Córdoba, haciendo historia con letras de oro ?como el de su corona- hasta el templo central que desde hace casi ocho siglos pertenece a la Iglesia, para celebrar dicha efeméride y a su vez poder visitar a sus hijos. Y es que, ¿Podemos nosotros decir no a la expansión de la devoción de nuestra Madre?
Estos pueblos, fueron los que hicieron grande el fervor a la Virgen de la Sierra. Estos pueblos, son los que hicieron a Cabra poseer por Patrona a la imagen que en Córdoba es sinónimo de devoción. Nos da la historia la oportunidad de vivir cómo todos estos lugares reciben a la Madre de Dios y la vuelven a sentir suya por unas horas, a la que sin papeles puede presumir de ser de distintos lugares Patrona. Es el momento en el que podemos hacer posible, que la Celestial Viajera confunda el brillo de su rostro con la cristalina agua del Guadalquivir a su paso por el puente romano de Córdoba.
Sigamos soñando despiertos. Sigamos expandiendo fuera de Córdoba al trocito de cielo en la tierra que posee ésta provincia, la misma que se renovó como cristiana a la par que la divina Señora quiso aparecer al cautivo, hace ahora 775 años. ¿Casualidad? No creo que éstas existan. Más bien, decreto mandando directo desde arriba. El pueblo de Cabra tenemos diariamente, a la vez que muchos pueblos, la suerte de cada mañana mirar hacia ese bendito picacho y saber que está Dios. ¿Hacemos posible que Dios sea llevado por su madre a los pueblos que tanto necesitan de su presencia?
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