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A la locura por amor...
06.03.14 - Escrito por: Antonio Pavón Medina
Locura, que cada cuaresma nos embrujas como si de un veneno mortal se tratase, como si el amor que se siente por ese pequeño trapo de tela, con su suave arpillera, se convirtiera en el mejor instrumento, con el cual, Tú estuvieras más cerca o con el cual, la gloria eterna se alcanzase cuando las puertas de la Iglesia se abren.
Amor y locura que de la mano van, como si en un perfecto e idílico matrimonio se convirtieran cada vez que, debajo de una parihuela en la primera "levantá", sus almas se juntan al sentir esa suave melodía que elevan sus pies, uno detrás de otro, a modo de rezo. Locura que se va convirtiendo en ese andar soberano de tu amor, que como un delgado pincel va dibujando trazos de sentimiento por un suave lienzo, que a modo de costal va cumpliendo sueños en las personas que así lo admiran. Amor eterno que se transforma en locura cuando ese sentimiento se convierte en sufrimiento, cuando ese sacrificio se convierte en arte, cuando esa persona se convierte en costalero.
Costalero que hace que tu corazón palpite intensamente en cada "chicotá", costalero que te acerca a la tortura y a la dulzura que su Dios refleja en su cara, costalero que llora las lágrimas de María con su sudor, costalero del amor y de la locura, costalero de Dios y su Madre.
Esta cuaresma que ha llegado y que expirará en el último izquierdo por pascua, provocará en el costalero ese cúmulo de sensaciones y de sentimientos que volverán a brotar de nuevo por primavera. Del mismo modo, el incienso, que con su intenso y elegante aroma inundará estos días nuestras calles, transmitiendo ese olor a fe y a gloria, cuando Dios y su Madre pasean por nuestro pueblo.
Amor a nuestro Dios que en la "recogía" nos da esa fuerza para seguir adelante. Ese amor que se vuelve a convertir en locura que florece, como si azahar fuera, de nuestros corazones, cuando la puerta de la Iglesia se vuelve a cerrar hasta la siguiente venida de la cuaresma. Esa locura que seguirá siendo amor el resto de los días, esperando que el Miércoles de Ceniza nos traiga ese veneno mortal que se clava en nuestra alma.
A ti, costalero, que amas tu locura...
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