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La espadaña del Calvario
05.02.17 - Escrito por: @anrajimo
En estos días tiene lugar el triduo que la cofradía del Calvario dedica a sus titulares en la antigua iglesia de la Soledad (parroquia de los Remedios). Es una costumbre que alcanza ya las tres décadas pues tiene su origen en la bendición de la imagen de la Virgen del Rosario que realizara Salvador Guzmán Moral y que coincidió con la fiesta de la Candelaria.
En varias ocasiones nos hemos acercado al origen de esta antigua hermandad que, creada en los años 80 del siglo XX, hunde sus raíces en la Cofradía del Santo Calvario de Cabra que se fundó en la primera mitad del siglo XVI. Cuenta entre sus titulares con la Virgen del Rosario y la de la Concepción y con la primitiva imagen del crucificado del Calvario, uno de los más antiguos de nuestra ciudad. Y su nombre tiene por tanto una vinculación directa con la ermita del Calvario de la que muy pronto se cumplen cuatro siglos pues, como consta en la lápida de su dintel, se erigió en 1619 a expensas de Félix Benito de Vargas para la cofradía del Calvario de la que era hermano mayor.
Hoy nos centramos en la espadaña que remata el tejado de esta singular edificación de nuestro entorno más cercano: el Calvario. Es uno de esos elementos que conforman nuestra vista cotidiana. Situado en la cima de un cerro de 519 metros de altitud, se encuentra a menos de un kilómetro del centro de la población desde la actual Plaza de España. Ahí estuvo el convento de las dominicas de San Martín y desde allí salía en procesión hacia el Calvario, tanto la cofradía del Nazareno como la del Santo Calvario para realizar el Descendimiento. No es casual esta distancia que "curiosamente equivale a los 1.312 pasos que se supone separaba el pretorio de Pilatos del Monte Calvario, como la que había en otros antiguos Viacrucis inspirados en Tierra Santa" como señala Salvador Guzmán en un artículo que publicó La Opinión y que os dejamos en los enlaces.
José Aumente Rubio por su parte, en otro interesante artículo publicado en Diario Córdoba nos dice: "Raro es el pueblo de la provincia de Córdoba que no tiene una ermita del Calvario, evocando a la colina situada a las afueras de Jerusalén donde tuvo lugar la crucifixión de Jesús. Suele estar en un monte cercano a la localidad y la subida al mismo se suele acompañar de un viacrucis. El esfuerzo de la ascensión y el bucólico emplazamiento donde se ubican invitan al recogimiento y la contemplación del paisaje".
Se trata pues de un lugar emblemático, cargado de historia, especialmente significativo para nuestra ciudad y que por su cercanía no escapa a la consideración popular de la que goza.
Y precisamente por esto, en estos días de triduo de la hermandad del Calvario quiero llamar la atención sobre este edificio - una austera y sólida construcción de piedra - que está a punto de cumplir sus cuatrocientos años de existencia. Gracias a eso y a la devoción popular, durante años se ha mantenido en pie, lo mismo que las tres cruces junto a la ermita o las del vía crucis por el que se accede. También su cofradía ha realizado alguna que otra intervención que ha permitido que no se cayera. Sin embargo, viendo desde las colinas cercanas su espadaña, creo que necesita labores de mantenimiento para que siga evocando esa larga historia que esconde en sus ladrillos.
La espadaña del Calvario es una de esas imágenes que conforma nuestra memoria colectiva y que nos sigue interpelando, de manera casi inadvertida, para que pueda seguir en pie dando un distintivo toque - no solo de campana - a nuestro entorno más cercano.
A quien corresponda debería tocarle intervenir. Pero si no lo hace, deberíamos tomar nota y hacer algo para que la espadaña del Calvario no se caiga.
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