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La hermandad de la Santa Cena de Cabra
03.05.15 - Escrito por: Antonio Moreno Hurtado
 Se ha cumplido en estos días el 350 aniversario de la fundación de la Hermandad de la Santa Cena Sacramental de Cabra. Un paso escultórico que exigía, además, un espectacular trono, dado el número de componentes del misterio.
La hermandad de la Cena y San Pedro en la Cueva se erige el día 5 de abril del año 1665, según consta en la escritura original, firmada ante el escribano público de Cabra Diego Felipe Ramírez Montemayor. El encabezamiento de la misma dice textualmente: "Pedro Rodriguez Loçano y otros, escritura de Hermandad entre ellos para la cofradía de la S(an)ta Vera Cruz". Estos pasos ya venían saliendo en la procesión del Jueves Santo, aunque sin tener constituida la hermandad, según consta en la escritura de fundación.
El Jueves Santo se conocía, por esos años, como el Jueves de la Cena y su desfile como "procesión de la disciplina", ya que era la única en que el azote público estaba autorizado. Pero muy pronto las demás cofradías incluirían la disciplina en sus desfiles.
Cinco años después, el 12 de mayo de 1669, se firma una nueva escritura de hermandad, al incluirse en ella el paso de la Oración del Huerto. El documento se firma ante el escribano Francisco Antonio Aguayo. Al frente de los otorgantes figura ya Lorenzo de Ascanio el Mayor y se amplía a doce el número de cuadrilleros. Ocho de ellos ya lo eran en la etapa anterior. Declaran que "como hermanos que son de la erman / dad que por la presente fomentan y son de la Zena de / Christo y Orasion del Guerto y San Pedro en la Queva dije / ron que para mas bien serbir a Dios nuestro Señor"... se obligaban a salir "con los dichos pasos en la prozesion que se a de hazer... en la Semana Santa". Se indica que cada cuadrillero había de traer a la hermandad otros cuatro hermanos y que cada uno de ellos pagaría diez reales de entrada. Los cuadrilleros pagarían veinte, con lo que el ingreso de partida sería de sesenta reales por cuadrilla, setecientos veinte reales. Este detalle demuestra que se intenta partir de cero, al integrarse el paso de la Oración del Huerto.
Cinco años después, el día 7 de abril de 1674, ante el escribano egabrense Bartolomé González del Pozo, se firma una escritura que cumple la misión de ratificar la de la Santa Cena de 1669 pero que es, en realidad, una auténtica declaración de independencia con respecto a la cofradía de la Vera Cruz . Se especifica que las imágenes pertenecen a la hermandad y no a otra persona o cofradía, se nombra Hermano Mayor y se abre un nuevo libro registro de hermanos. No obstante, se mantiene el desfile en la procesión del Jueves Santo por la tarde, con la Vera Cruz.
Lorenzo Descaño Copado el Mayor va a ser, inevitablemente, el primer Hermano Mayor de la hermandad de la Cena y, por tanto, también de la Oración del Huerto y de San Pedro en la Cueva. La cabecera de la escritura es muy significativa. Dice así: "Lorenço Descaño Copado y otras muchas perso / nas, hermanos de la hermandad de la Zena de Xto y oracion del Guerto y S(eñ)or San Pedro en / la Queva, escriptura entre los suso dichos". En ella se indica que Ascanio va a ser cuadrillero y Hermano Mayor. No profundizamos en el contenido, por haberlo hecho ya en otro lugar.
El último decenio del siglo XVII va a traer también la recuperación. Aumentan los nacimientos y la población se repone poco a poco de su estado de postración. Esta recuperación afectará también a las cofradías. Con relación a la hermandad de la Cena, Oración del Huerto y San Pedro en la Cueva, es de suponer que soporta una grave crisis en estos años ya que, el día 10 de marzo de 1699, se otorga una nueva escritura de hermandad, ante el escribano Antonio Francisco Castroverde, en la que ya solamente se hace referencia al paso de la Santa Cena. Entre los firmantes ya no figuran los Ascanios o Bonillas. Los cabecillas serán ahora Pedro Fernández Rojo, el mayor, Joseph Ximénez de Valenzuela y su cuñado, Juan Cabezas. Se acuerda que el número total de hermanos será de cuarenta. Los diecisiete hermanos firmantes declaran que "de un acuerdo y conformidad dezimos que para / mas bien serbir a Dios N(uest)ro S(eño)r tenemos deliberado abiendolo pen / sado y a su Mag(esta)d encomendado para mejor azierto el sacar / adnualmente la insinia y paso de la cena en la forma que se / expresara y prosezion que sale el Juebes Santo por la tar / de de la iglesia de señor san Ju(an) baptista de esta dicha villa don / de esta sita la cofradía de la santa bera cruz / asta dar su estazion como es costumbre memorando / a los fieles la pasion y muerte de N(uest)ro señor y rredentor Jesu Christo..."; se obligan a salir el Jueves Santo todos los días de su vida con el paso de la Cena "en el sitio que le toca y es costumbre y asistiendo en / toda la estacion desde la dicha iglesia hasta bolber a / fenezer dicha prozecion en ella por las calles a / costumbradas cada uno de dichos quarenta erma / nos con una acha alumbrando a dicho paso comen / çando esta obligazion desde el Juebes Santo que / vendra de este año de nobenta y nuebe y los / demas subcesibemente...".
En la escritura se dice que el Hermano Mayor de la Vera Cruz daría cada año diez velones de cera para dicho paso, que serían devueltos al finalizar la procesión, sin que la hermandad de la Cena tuviera que pagar cantidad alguna por la cera quemada ni por el alquiler de dichos velones. La cuota de entrada se establece en tres reales y se acuerda pagar una cuota mensual de dos cuartos. Ximénez de Valenzuela había ofrecido un arca de dos llaves, de su propiedad, que serviría para guardar las pertenencias de la hermandad.
Actúan como testigos, Salvador de Jaén Porras, Juan Cabezas el mozo y Manuel de Soto, vecinos de Cabra. Firman todos los otorgantes que saben escribir, quince de diecisiete, un testigo por los otros dos que no saben y el escribano Antonio Francisco Castroverde. Un análisis simple de la situación nos permite llegar a la conclusión de que el intento de independencia de 1674 no había cuajado y que la cofradía de la Vera Cruz había tenido que intervenir para garantizar la salida del paso de la Cena en Semana Santa, aunque cediendo en el tema de la cera consumida.
En este documento se aclara que las imágenes del paso de la Cena son propiedad de Joseph Ximénez de Valenzuela, pero no sabemos si son obra suya o si simplemente las ha adquirido a la hermandad desaparecida. Nos inclinamos por esta segunda posibilidad. No obstante, la nueva andadura va a durar nada más que trece años. En el Memorial que presenta Joseph Ximénez de Valenzuela el día 28 de enero de 1729, solicitando permiso episcopal para erigir la nueva cofradía de la Aurora en la ermita que ha hecho a su costa en la calle del Granadal, razona: "Que estando a su cargo y deuoción / el Passo con la Ynsignia de Christo S(eño)r N(uest)ro presidiendo / en la Cena al Sagrado Colegio de los Apostóles, sacando el / dicho passo, acompañado con otros de la S(antissi)¬ma Passion de N(uestro) S(eño)r / Jesuchristo, en el Jueues S(an)to de cada un año en la cofradía / y Erm(anda)d de la S(antissi)ma Vera Cruz, sita en la Ermita de S(eñor) S(an) Ju(an) / Bap(tis)ta desta V(ill)a como largam(ent)e constara, desde el año pasado / de 1699, en el que se dio principio hasta el de 1712, que cesso / por estar el dicho passo, por ser antiguo, no con la perfeccion / y adorno que se requiere para el deuido culto".
Ximénez de Valenzuela tuvo que tallar las nuevas imágenes de la Santa Cena hacia el año 1728, ya que en enero de 1729, cuando se envía el Memorial para la erección de la cofradía de la Aurora, se dice que el escultor y primer Hermano Mayor tenía la intención de depositar en la ermita de dicho nombre una imagen de la Virgen de la Aurora y el paso completo de la Cena.
Pero en el año de 1732 se produce la escisión de la cofradía de la Aurora de la de la Vera Cruz y con ella la de la hermandad de la Santa Cena.
En la Cuaresma de ese año se habían producido ciertos roces en el seno de la cofradía de la Vera Cruz, como ya hemos indicado, que desembocaron en una solicitud por parte de tres hermanos mayores para ser autorizados a trasladar el desfile procesional de sus imágenes a la tarde del Miércoles Santo. Ximénez de Valenzuela lo hace como Hermano Mayor de la Santa Cena, Juan Cayetano Ortiz Villalón por la Oración en el Huerto e Isidoro Díaz por la de San Pedro en la Cueva. Se dirigen por escrito al vicario egabrense, don Cristóbal de Aranda Roldán, quien, influido probablemente por la cofradía de la Vera Cruz, prohíbe tal innovación en un Auto fechado el 6 de marzo. Ximénez de Valenzuela aprovecha la comunicación que le hace el notario apostólico Antonio Jiménez Colomo, para expresar su rechazo y disconformidad, apostillando que nadie podía obligarles a desfilar con la Vera Cruz ni con ninguna otra cofradía y que "el que quisiere nuebo paso de la Zena o de otro misterio lo costee y aplique a donde le pareciere" .
José Ximénez de Valenzuela decide apelar al Obispo y consigue su propósito. Por Auto fechado el día 21 de marzo de 1732, el doctor don Pedro de Salazar y Góngora, Deán y Gobernador Eclesiástico, en nombre del Obispo don Thomas Rato Ottoneli, autoriza a la cofradía a colocar el "Passo de Xpto Ntro. S(eñ)or en la Zena con sus Sagrados Apóstoles, en la ermita de la Aurora y a salir ese mismo año en procesión, en la tarde del Miércoles Santo, con las imágenes de la Cena, la Aurora Dolorosa y el Paso de la Visión del Cordero con los veinte y quatro ancia¬nos, de acuerdo con el relato evangélico de San Juan". El Auto especifica que no se permitirá que se le agregue ninguna otra hermandad y ordena que la procesión se haga "con la ma(yo)r quietud, modestia , silenzio y devozión que sea posible con asistenzia de la S(a)ta Cruz y del Vicario y Curas de la parr(oquia)l de d(ic)ha Villa". Se ordena al Hermano Mayor y al Vicario que acuerden el itinerario, haciendo las estaciones habituales de las demás cofradías. Firman el Deán y el secretario episcopal Alonso Joseph Gómez de Lara.
De modo que ese mismo año pudo salir la procesión, en la tarde del Miércoles Santo, con las imágenes de la Cena, la Aurora Dolorosa y el Paso de la Visión del Cordero.
En la Historia del convento de Capuchinos de Cabra, tantas veces citada en este trabajo y escrita por fray Nicolás de Córdoba en 1759, se dice que en la tarde del Miércoles Santo desfilaban en Cabra las hermandades del Lavatorio, Oración del Huerto y Jesús Caído. Es decir, ya no salía el paso de la Cena. Su gran patrocinador, el escultor Joseph Ximénez de Valenzuela había muerto en el año 1752 y la hermandad pasaba por un momento difícil.
En un Cabildo de la cofradía de la Aurora, celebrado el 23 de Marzo de 1760 y por una escritura otorgada por su nuevo Hermano Mayor, Joseph Rodríguez de Ocampo, el 17 de Abril siguiente, éste se obliga a sacar todos los años en la procesión del Miércoles Santo el paso de la Cena "con la dezenzia deuida, hermandad competente y al menos ueinte uelones ardiendo toda dha. prozezion delante de dho, paso sin poderlo sacar en otra prozezion saliendo esta por auerle dado zinquenta libras de zera de ayuda de costa para tan santo fin". En el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Cabra se conserva una copia del Cabildo citado.
El mismo día 23 de abril de 1760, al haber nuevo Hermano Mayor, se redacta el habitual Inventario de la hermandad de la Santa Cena. El titular del paso de la Cena está ahora en la ermita de la Aurora, en un altar. El resto de las imágenes se guarda en casa del nuevo Hermano Mayor.
Años después, el día 9 de noviembre de 1790, la cofradía de la Aurora redacta nuevo inventario. Ejerce de Hermano Mayor de la misma don Isidro Ximénez de Valenzuela, hijo del fundador. Por dicho documento sabemos que ya no estaba en la ermita el paso de la Cena "con sus Doze Apostoles, por ser de poca cauidad la Yglesia, no están en ella y los tiene en su casa el hermano mayor". Pero pronto volvería a su altar de la ermita el titular de la hermandad.
Pero en un largo periodo de crisis de la cofradía de la Aurora, en el último tercio del siglo XVIII, los herederos de Ximénez de Valenzuela llegan incluso a vender algunas de las imágenes de su propiedad, que había tallado su padre.
El día 23 de octubre de 1818, pasado ya el peligro francés, se hace un nuevo inventario de la cofradía de la Aurora, que incluye lo aportado por la de Ánimas en el año 1803. En dicho Inventario aparece el siguiente texto: "La Ymagen del S(eñ)or de la Cena sentado en una silla de brasos / dorada, su halmoada a los pies, tunica de terciopelo morado, singu / lo de galon, potencias de plata y corazon de la mismo, propio de su herman / dad" . El Señor de la Cena tiene unas potencias y un corazón de plata. Al ser imagen de vestir, es de suponer que se tratara de la cabeza y manos de Jesucristo en la Santa Cena, de Ximénez de Valenzuela, que estaría en este lugar y con esta presentación durante el año, salvo en la procesión del Jueves Santo que salía acompañado de los doce Apóstoles. El escultor había previsto la presencia del paso completo de la Santa Cena en la ermita desde el momento de la fundación de la cofradía de la Aurora, pero este documento demuestra que a principios del siglo XIX solamente estaba en el altar la figura de Jesucristo.
Dentro ya del siglo XIX, algunos de los nuevos propietarios reorganizan las hermandades correspondientes, las llevan a otras iglesias o incluso pasan su procesión a la tarde del Jueves Santo, aunque con independencia de la cofradía de la Vera Cruz, que tampoco vive ahora sus mejores momentos.
El día primero de mayo de 1838, el obispo de Córdoba, remite una carta de felicitación a Cabra por la "eficacia de las procesiones de Nuestro Padre Jesús de la Cena, Nuestra Señora de los Remedios, San Juan Evangelista y Señora Magdalena" .
En el año 1848 se produce un hecho singular. Unos días antes de la Semana Santa, en concreto el día 8 de marzo, don Antonio María del Castillo y don Ricardo Ruiz, propietario de la imagen, hacen entrega de los efectos del "Señor de la Santa Cena" a don José María Carrera Alguacil, por "no haber quien quiera sacar la procesión". Entre los objetos entregados están "un trono de madera nuevo" y "un estandarte". Como es lógico, las imágenes se guardan en casa de su propietario .
Al final del documento se incluye un resumen con los gastos finales de la procesiones de 1848 (95 reales), 1849 (57 rs), 1850 (66 rs) y 1851 (72 rs). Unas cantidades bastante humildes.
Carrera se hizo cargo de la Santa Cena durante muchos años y sería nombrado Hermano Mayor de los Remedios el día 15 de marzo de 1854. Lo que no impidió su continuidad al frente de la Santa Cena a título personal.
En el año 1864, don José María Carrera Alguacil presenta la cuenta de gastos de la cofradía de la Santa Cena, desde 1848 a 1864, al cesar en el cargo, para el que se nombra a su pariente don José Alguacil Barranco .
Por diversos documentos de la época, sabemos que, a partir del año 1866, la familia Ruiz, propietaria de las imágenes, se hace cargo de la procesión de las mismas. En concreto, entre 1867 y 1878, figura como Hermano Mayor don Antonio Joaquín Ruiz .
Hacia el año 1919 era Hermano Mayor de la Santa Cena don Rafael Alcántara Lama, que luego sería profesor de Dibujo en el Instituto de Cabra.
Tras un largo silencio semanasantero, la prensa local anunciaba, en la Cuaresma del año 1925, la próxima presencia del paso de la Santa Cena en los desfiles procesionales del Miércoles Santo, acompañando al Señor de las Necesidades, la Virgen de la Aurora y Jesús de la Humildad y Paciencia (conocido entonces como el Señor de los Molineros de aceite), que iba a volver a ser procesionado, tras muchos años de ausencia en los desfiles de Semana Santa. Sin embargo, ciertas dificultades de última hora impidieron que saliera el paso de la Cena.
En el año 1928 la Santa Cena fue procesionada por los Jóvenes de la Adoración Nocturna.
Habría que esperar al año 1947 para volver a ver en las calles de Cabra el misterio de la Santa Cena, con una hermandad recién constituida. Lo haría el día 3 de abril, Jueves Santo. El paso volvería a salir procesionalmente el día 25 de marzo de 1948. Sería la última vez.
Hay constancia de que las imágenes del paso de la Santa Cena de Cabra se han conservado hasta nuestros días. Hace más de cincuenta años tuvimos la oportunidad de verlas en un domicilio particular de Cabra, antes de que fueran repartidas entre los miembros de esa familia.
La existencia de un Museo de la Pasión en Cabra, en las dependencias de la Fundación Aguilar y Eslava, debería posibilitar el depósito en el mismo de imágenes que hoy ya no se procesionan. En concreto, nos referimos a las obras de José Jiménez de Valenzuela, un buen escultor de la primera mitad del siglo XVIII que dedicó su vida al realce de la Semana Santa de Cabra. Además de las tallas de la Santa Cena, se han conservado las de la primitiva Oración en el Huerto, Jesús de las Penas o Jesús Caído.
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