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En este segundo domingo de Pascua, la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno regresa a la iglesia de San Juan de Dios en un traslado que va a conmemorar el 430º aniversario de la redacción de los primeros estatutos de esta antigua archicofradía, que finalmente se aprobaron en 1587. Este traslado extraordinario tendrá un recorrido que, partiendo de la parroquia de la Asunción, hará una parada en la plaza de España para recordar que allí se encontraba el templo de San Martín, sede de la cofradía desde su fundación.
Como el profesor Moreno Hurtado recoge en su Historia del Nazareno de Cabra, "una antigua tradición egabrense dice que la imagen de Jesús Nazareno llega a Cabra en 1586 donada por un obispo de Málaga, descendiente de los Condes de Cabra". Un dato que según el historiador "solo debe tener valor puramente orientativo, ya que no hay pruebas de que fuera el obispo Pacheco el donante ni de la fecha exacta de la llegada de la imagen a Cabra".
Tanto en la referida obra, cuyo enlace reseñamos, como en el segundo volumen las actas del Congreso Internacional de Cristbal de Santa Catalina y las Cofradías de Jesús Nazareno, celebrado en Córdoba y Mérida en 1991, encontramos las referencias que vamos a recoger en esta colaboración.
La archicofradía del Nazareno tenía capilla propia en la antigua ermita de San Martín. Un templo que, según todas las referencias, se había construido a mediados del siglo XIV tras la conquista cristiana de Cabra. Pero esta ermita, con el paso del tiempo, se encontraba en estado de ruina reedificándose en el siglo XVI, pues en las constituciones fundacionales del Nazareno ya se menciona la Iglesia de San Martín como punto de partida de la procesión del Viernes Santo.
Tras su fundación, la corporación de los Nazarenos de Cabra queda instalada en esta iglesia de San Martín - entonces extramuros de la Villa -, en un solar donde luego se construiría el monasterio de las Dominicas y en el que hoy se encuentra edificada la Casa Consistorial de nuestra ciudad.
Gracias a la intervención del fundador de la cofradía, el clérigo Mateo Gómez de Villamarín, se asignó una capilla propia para el Nazareno en la reedificada iglesia de San Martín. Una capilla que se fue engrandeciendo paulatinamente y que, al constituirse el monasterio de las Dominicas, mantuvo el derecho sobre dicha capilla para la archicofradía del Nazareno. Como señala Antonio Moreno Hurtado "la marquesa de Ardales pidió, pero no consiguió, el patronazgo de la ermita de San Martín. Ella quería fundar un convento de Carmelitas o de Franciscanas en Cabra, pero no disponía de caudal bastante y tuvo que renunciar. Sobre todo, al morir su hija Ana, en 1595, que quería ingresar como monja. El convento de Dominicas fue obra exclusiva de las hermanas María y Francisca Merino Carmona, hijas del regidor Juan Merino el Bermejo".
Para la archicofradía del Nazareno - que a lo largo de su historio tuvo a su cargo también las hermandades de San Juan, la Verónica, la Magdalena, el Santo Entierro y la Virgen de los Dolores, además de las conocidas como hermandades de Apóstoles, Fuentes y Alumbrantes -, depender de la importante comunidad religiosa de las Dominicas, conllevó en algunas ocasiones conflictos con la priora que, salvo algún caso, no tuvieron trascendencia ni incidieron en la autonomía de la cofradía sobre su capilla. Hay un memorial de 18 de marzo de 1763 en el que se planteó precisamente la reclamación del derecho de la archicofradía a la posesión de la capilla en San Martín, que consiguió mantener.
Hasta la exclaustración, la capilla del Nazareno en San Martín, contó con sagrario propio y fue enriqueciéndose con imágenes y objetos de culto. Se cerró con una artística verja de hierro y se colgó una lámpara de plata cincelada para la cúpula. Se le hizo una sacristía anexa que tenía puerta a la iglesia y también puerta a la propia capilla, con una habitación en la que se guardaban los objetos de valor de la cofradía.
El camarín de Jesús debió ser similar al que tiene la Virgen de los Remedios en San Juan Bautista en la Iglesia del Cerro o al de la Soledad en su iglesia. Yeserías barrocas policromadas, espejos y diez ángeles de yeso tallado. Jaspes rojos de la Sierra de Cabra componían las gradas, el aguamanil, el altar y la solería de la capilla nazarena que, a todas luces, hubo de ser suntuosa pero desgraciadamente desaparecida y sin que tengamos planos, cuadros o dibujos de la misma.
El 24 de noviembre de 1855 la archicofradía del Nazareno verá ratificadas las constituciones de 1586 por Real Cédula que expidió la reina Isabel II, con las modificaciones que se aprobaron el 26 de agosto de 1847, conservando las mismas reglas prácticamente hasta finales del siglo XX, al renovarse en 1994. Precisamente este mismo año 2016 el cabildo de hermanos aprobó en el mes de enero los nuevos estatutos por los que se rige la antigua archicofradía.
Pero volvamos al siglo XIX. Cuando en 1872 se decreta la ruina inminente de San Martín, los enseres del Nazareno se trasladan con la imagen titular a la iglesia de San Juan Bautista. Hubo también un intento de edificar una capilla propia junto a la del Buen Pastor de la parroquia de la Asunción, en la parte que daba al antiguo cementerio, pero no se llegó a construir. Finalmente, en 1883, la cofradía consigue la autorización para trasladarse a la iglesia del también ex-claustrado hospital de San Juan de Dios pasando a ocupar el retablo mayor de esta preciosa iglesia.
Cuando el Nazareno llega a San Juan de Dios, la composición iconográfica del retablo estaba presidida por la imagen de la Purísima Concepción en el camarín central y a sus lados, en sendas hornacinas, las imágenes de San Joaquín y Santa Ana. Se sustituyen estas por las del Nazareno en el centro y a sus lados las de la Virgen de los Dolores y la de San Juan Evangelista. La Concepción pasa a uno de los retablos del inicio de la iglesia y las de San Joaquín y Santa Anta a unas ménsulas que se colocan en el crucero del templo. San Rodrigo y San Juan de Dios ocupaban los retablos de los brazos, apenas esbozados, de la planta en cruz latina de esta iglesia de tan singular valor artístico, que sigue las pautas generales de los templos de la Orden Hospitalaria.
Tras la autorización que el obispado concede con fecha 31 de marzo de 1883, el domingo 1 de abril de ese año tiene lugar el traslado del Nazareno desde San Juan Bautista. Y como dice Antonio Moreno Hurtado, "a partir de 1884 todos los cabildos se iban a celebrar ya en la iglesia de San Juan de Dios".
En el traslado de este domingo 3 de abril de 2016, el Nazareno pasará por la plaza de España y se colocará un azulejo que recuerde la existencia del antiguo Monasterio de las Dominicas y de la antiquísima ermita de San Martín, en cuyo templo había una antigua capilla que fue la sede de la corporación de los Nazarenos de Cabra y donde se veneró hasta el siglo XIX la imagen titular de la archicofradía.