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La Calavera al pie de la Cruz
19.03.14 - Escrito por: Salvador Guzmán Moral
Cristo muerto en la Cruz, es la imagen central del arte cristiano. Varía de una época a otra, reflejando en su representación el pensamiento y el sentimiento del momento histórico en que se realiza y expresando el hecho cristiano por medio de símbolos y alegorías.
Al principio la Iglesia primitiva rehuyó el tema. El cristianismo perseguido por los romanos representaba la crucifixión simbólicamente, como el Cordero que representa a Cristo yuxtapuesto a una Cruz. Incluso cuando el emperador Constantino aprobó el cristianismo, se seguía representando la Cruz sin la figura de Cristo. La imagen de la Crucifixión, tal como la conocemos, aparecería por primera vez en el siglo VI, y fue poco frecuente hasta la época carolingia, cuando sus representaciones se multiplicaron en marfiles, trabajos en metal y manuscritos.
Decían los escritores medievales que la Cruz de Cristo estaba hecha con la misma madera del Árbol del Conocimiento, del Paraíso terrenal, y que Adán fue enterrado en el mismo lugar en que se produjo la Crucifixión. La calavera que suele verse al pie de la Cruz, alude no sólo al Gólgota, lugar de la calavera, sino al propio Adán. Esta iconografía aparece por primera vez en el siglo IX y desde entonces se repite en el arte.
El simbolismo de la calavera, al pie de la Cruz de la que pendió Jesucristo, se debe a una antigua tradición judeocristiana que suponía que en el monte Gólgota era donde estaba enterrado Adán, hombre por el que entró el pecado y la muerte en el mundo. Según esa vieja tradición cristiana se explicaba que allí donde yacían los restos mortales del primer hombre pecador, se izó la Cruz en la que el Hijo de Dios, Jesucristo, murió inmolado para redimirnos del pecado original y rescatarnos de la muerte, dándonos la vida eterna. Es en el fondo un símbolo del triunfo de la Cruz sobre el pecado y la muerte, y una clara alusión a la Resurrección de Cristo.
La calavera al pie de la cruz hacen referencia tanto al significado de Gólgota que dieron los evangelistas, esto es, calavera, como a la presencia de Adán bajo el Gólgota, testimoniando la vieja tradición, recogida en el "Libro de Adán y Eva" de Etiopía y en "Cueva de los tesoros", que gozó de gran difusión en la Edad Media, y según la cual el primer hombre fue enterrado en el mismo lugar en que iba a ser sacrificado Cristo, donde vería su salvación. En "Cueva de los tesoros", se dice que cuando «el Mesías obtuvo la victoria por la lanza, fluyeron sangre y agua de su costado, corrieron abajo hacia la boca de Adán y fue su bautismo y así fue bautizado»; por consiguiente, en los huesos de Adán debe verse la caída y la promesa cumplida de redención.
Actualmente la peña o montículo del Calvario se encuentra en el interior de la Basílica de Santo Sepulcro de Jerusalén, durante las excavaciones realizadas por arqueólogos españoles encabezados por Florentino Diez Fernández entre 1976 y 1978, descubrieron en la cara oriental, a unos 4 metros por debajo de la cima, una cavidad o covacha que se correspondería con la Cueva de Adán o gruta de los Tesoros, citada en la literatura apócrifa y medieval, y que por los vestigios encontrados (estucos e inscripciones del siglo I) probablemente sería el lugar de culto más antiguo de los cristianos.
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