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Parecidos razonables: San Juan de Dios (Cabra, Priego y Antequera)
08.03.17 - Escrito por: AR Jiménez Montes @anrajimo
 Es 8 de marzo, día en tiene lugar la fiesta de San Juan de Dios - "la rosa que faltaba en el jardín de la Iglesia" en palabras del papa Pío V - y lo queremos destacar acercándonos al templo que conservamos en Cabra. Su historia material quedó recogida en uno de los libros publicados por el Premio Rosario López Muñiz y también tenemos datos en trabajos de investigación y divulgación de varios autores.
En 1586 se fundaba en Cabra el Convento de San Juan de Dios con su iglesia y hospital de San Rodrigo. Fray Juan Santos nos cuenta en 1716 que la iglesia se había reedificado a principios de siglo (en torno a 1700) fecha en la que se construye la portada, detrás de cuya sencillez hay que ver la huella de Melchor de Aguirre, como señala Rivas Carmona. En la Cronología de la sagrada religión del glorioso Patriarca San Juan de Dios, se indica que volvió a reedificarse el templo y casi todo el convento en 1762, por el deterioro sufrido tras el terremoto de Lisboa.
No es casualidad que su arquitectura y ornamentación se parezcan, de manera más que razonable, a otros de la Orden Hospitalaria que los puso en pie. Nos fijaremos en los de Antequera, Priego de Córdoba y el nuestro de Cabra.
La fundación más antigua de estas tres (e incluso de las andaluzas) es la de Cabra - en la que tuvo que ver el mismo san Juan de Dios - pues los hermanos hospitalarios toman posesión de su nueva casa en junio de 1586. Ya en el siglo XVII se fundarán los conventos y hospitales de Priego (1636) y de Antequera (1667). Sin embargo, la fisonomía actual de estos tres templos es posterior. Todos ellos sufren una serie de reformas y mejoras que tienen lugar en el siglo XVIII, especialmente en la segunda mitad, cuando participan en sus obras artistas de la escuela Barroca del Sur de Córdoba, contando con el foco principal en Priego, pero también con importante presencia de Lucena y Cabra.
Personalidades como Melchor de Aguirre (que trabaja en el primer templo antequerano), Sánchez de Rueda,Tomás de Melgarejo, Hurtado Izquierdo, Pedrajas, Juan de Dios Santaella o Guerrero, son algunos de los destacados artistas que participan en las construcciones que hoy queremos traer a este Parecidos razonables.
Otra de las notas comunes de estos templos es la austeridad exterior que presentan, lo que los diferencia sobremanera de las espléndidas portadas de Granada o Lucena. Inspiradas quizá en el planteamiento que hace Melchor de Aguirre en la de Antequera, el modelo se repite - con lógicas diferencias - tanto en Cabra como en Priego e incluso en Bujalance o Montilla. No es menos cierto que se ha trabajado mucho el interior y parece como si las fachadas se hubieran dejado con la simpleza que hoy conservan.
El planteamiento interior se deja llevar del diseño ornamental de Pedrajas que, según Rivas Carmona, "condiciona sus estructuras a lo ornamental" encontrando así discretas y elegantes guirnaldas o golpes de talla en los arcos fajones y claves de bóveda. En el caso de Cabra, no falta un toque dórico en el conjunto, muy distanciado de lo estrictamente clásico. El gran arco que comunica la nave con el crucero cuenta con las más bellas yeserías del conjunto en torno a un rico emblema de la Orden Hospitalaria que lleva la firma del maestro prieguense. Rivas lo considera "uno de los más bellos ornamentos del siglo XVIII cordobés". Semejante juicio merece la cúpula y su decoración, con arranque de la linterna entre rocallas con un cupulín gallonado, clara firma de los artistas barrocos de nuestra comarca.
Tan espléndido interior es como una isla entre el caserío de Cabra y nadie puede adivinar que esta iglesia albergue algo así, pues nada de ello delata en su fachada.
Remata el edificio una original espadaña en ángulo, que simula una torre cortada, con ejemplos también en Écija o Lucena, y que no es única en este templo de la orden pues podemos verla en otros, como en los mencionados de Montilla y Bujalance. Es en los retablos donde se nota la paralela intervención de Francisco Guerrero, convertido en una especie de artista de cabecera de la orden, siendo autor de muchos de los retablos de las distintas casas, incluyendo la casa madre de Granada.
En el retablo mayor de los templos de Antequera, Priego y Cabra es donde vemos las mayores coincidencias formales y estilísticas. El más antiguo es el de Antequera, considerado anónimo, de 1759. De 1768 es el de Priego y de 1770 es el de Cabra que se termina poco después de consagrarse la iglesia dieciochesca.
En los tres casos, observamos una estructura muy plana con banco, cuerpo único y ático curvo, apareciendo articulado por cuatro grandes estípites de superpuestos elementos que configuran tres calles. Al estar documentados los de Priego y Cabra, que son de Guerrero, todo parece indicar que también podría serlo del de Antequera o haber estado planteado por alguno de los frailes artistas que son también decisivos en estas obras.
Precisamente es este último el único que conserva el planteamiento iconográfico inicial, que era idéntico en los tres con alguna diferencia las calles del ático.
Originalmente el camarín de la calle central albergó la Inmaculada, patrona de la Orden.
En los laterales de este primer cuerpo, se encontraban originariamente sendas imágenes de San Joaquín y Santa Ana. El ático lleva tres lienzos, un calvario en el centro y a los lados, óleos con imágenes de san Carlos Borromeo en los de Cabra y Priego, siendo el otro lienzo distinto en cada uno (san Rodrigo en Cabra; san Ildefonso en Priego). En Antequera a ambos lados del Calvario se representan san Pedro y san Pablo.
Tanto la Purísima como las imágenes de San Joaquín y Santa Ana - que se conservan ahora en el tesoro parroquial de la Asunción de Cabra-, fueron sustituidas en el siglo XIX por las imágenes de la archicofradía del Nazareno que desde 1883 y tras la desamortización de los conventos (tanto el de Dominicas como el de San Juan de Dios) se estableció en esta iglesia.
Más tarde, ya en el siglo XX, la Virgen de los Dolores se desplazó al camarín de San Juan de Dios que quedó relegado a una de las hornacinas del retablo mayor. En la última restauración se volvió a poner la Inmaculada en el altar mayor, en la hornacina de la calle lateral. Continúa presidiendo el retablo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno desde que llegó a esta iglesia a finales del siglo XIX.
Todos estos rasgos comunes ponen de manifiesto la importancia del papel del padre general Fray Alonso de Jesús y Ortega, natural de Lucena que pone en marcha un plan constructivo en 1747 que abarca los hospitales e iglesias de Antequera, Priego, Cabra, Montilla y Bujalance, siguiendo el modelo de la Iglesia madre de Granada. Aparece también José de Bada como arquitecto, por lo que las trazas son prácticamente idénticas en todos ellos, dejándose ver el modelo de Guerrero con retablo de tres calles, estípites, tres cuerpos, lienzos en el ático, manifestador y sagrario, etc.
No podemos olvidar el papel de algunos frailes de la orden que impulsan un modelo con similares planteamientos iconográficos y con una muy parecida técnica y acabados en los que tienen una participación destacada los artistas del Barroco del triángulo subbético de Priego, Lucena y Cabra. La participación de Fray Francisco Álvarez, que trabajó con José de Bada en la obra de Granada, es decisiva.
La impronta de estos templos, coetáneos también con los de Montilla o Bujalance, obedece a unos cánones concretos y de ahí, la similitud que encontramos tanto en su planta como en su retablística. La decoración final y los acabados tanto en retablos laterales como en yeserías y ornamentación son, precisamente, las notas distintivas de tan sobresalientes monumentos.
Terminamos con alguna de las descripciones de estos templos en lo que respecta a su decoración. En el caso de Cabra, destaca la cúpula sobre el crucero, bóvedas de arista y de medio cañón, llamando la atención el hermoso zócalo de mármol negro con embutidos en blanco que se reconstruyó en formas y colores en la profunda restauración llevada a cabo hace unos años.
La original cornisa ondulada, las pilastras, capiteles y yeserías son algunos de sus más singulares elementos. Datan de otra importante reforma que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVIII, dirigida por Francisco Javier Pedrajas, creador del estilo rococó que podemos ver actualmente, cuya firma se conserva en una de las yeserías del gran arco central que separa la nave del crucero.
Sirva este 8 de marzo como invitación para visitar estos templos de la orden hospitalaria, compararlos entre sí, disfrutar de su estilo propio y de su cuidada iconografía, donde nada es gratuito y responde a los dictados que los hermanos de San Juan de Dios querían presentar a cuántas personas entraran en ellos.
Estoy convencido que, además de disfrutar del arte que albergan, nos permitirán encontrar ese remanso espiritual que, por cotidiano, puede que nos pase a veces inadvertido.
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