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La Virgen de la Piedad. Neoclasicismo escultórico.
27.03.14 - Escrito por: Antonio R Jiménez Montes
 Ya nos hemos acercado en esta sección a los parecidos razonables de las imágenes de la Virgen del Mayor Dolor o de la Virgen del Socorro de nuestra ciudad. Hoy nos vamos a referir a una imagen de la que apenas si tenemos algunas referencias transmitidas por tradición oral y la constancia, por el hecho de que sus protagonistas así lo confirman, de su procedencia del convento de Carmelitas Descalzas de Lucena, famoso mundialmente por la felicitación del Papa Francisco en la pasada Navidad.
Poco sabemos acerca del origen de la imagen de Ntra. Sra. de la Piedad, relacionado en casi todas las referencias con el Monasterio de las Carmelitas de Lucena. Según las crónicas, el convento del Glorioso Patriarca San José se fundó en Cabra en el año 1603, llegando a él las primeras Carmelitas Descalzas. En aquellos años no se pudieron dotar de rentas suficientes para poder mantener esta fundación por lo que según cuentan, las religiosas pidieron al Señor, en el año 1611, que les ayudara. Y así fue, apareció en su historia el Duque de Cardona y Segorbe, con el que viajaron las religiosas de Cabra a Lucena en coche durante la noche por temor a que los vecinos se opusieran al traslado.
Cuando en los años 80 del siglo XX la imagen de la Virgen de la Piedad llegó a Cabra, procedía de aquel cenobio del Carmelo lucentino, y fue la imagen que el párroco de San Francisco y San Rodrigo entregó en 1982 a la recién creada cofradía que será depositaria de la misma "mientras exista algún antiguo miembro de CIATE o descendiente de éste".
Las referencias que hemos encontrado siempre decían que se trataba de una imagen que llegó a Cabra con las fundadoras de Convento de Carmelitas en 1603, cosa que nos parece poco probable por las características de la talla. Otra cosa es que la imagen haya estado vinculada a las Carmelitas de Lucena hasta que fue traída a Cabra. Así nos lo corrobora su actual priora, Sor Adriana del Jesús Resucitado, que en reciente conversación nos decía "cuando llegamos de Argentina, las anteriores monjas nos contaron que habían dado esta imagen de la Dolorosa a la vecina ciudad de Cabra". Hemos intentado buscar en archivos alguna referencia documental pero también nos decía la paisana del Papa Francisco que "no conservan casi ninguna documentación antigua - de la que se desprendieron las anteriores monjas cuando pensaban que el convento se iba a cerrar - aunque sí la narración oral que les transmitieron sus antecesoras".
Así las cosas, nos pusimos a comparar posibles atribuciones y aunque inicialmente nos inclinábamos por escultores del barroco granadino y en particular con el círculo de Risueño, pronto nos inclinábamos por descartar esta hipótesis. Es cierto que hay algunos rasgos de la Virgen de la Piedad que pueden recordarnos a la imagen de las Tres Necesidades de Granada, hoy llamada de la Esperanza, obra cierta de Risueño.
Pero finalmente creemos que todos los elementos estéticos y los rasgos que vemos en la imagen de la Piedad, nos llevan a situarla en el entorno del escultor valenciano afincado en Sevilla, Blas Molner (1737-1812). Un escultor que llega a Sevilla donde trabaja como director de escultura y profesor de delineación de la Academia de las Tres Nobles Artes, de la que llega a ser Director General. Su estética academicista - como escribe Juan González Gómez -, profundizó la de su compañero Cristóbal Ramos, dejando atrás las formas del Barroco, buscando la corrección formal y la elegancia de las formas propias del Neoclasicismo.
La Virgen de los Dolores de la Congregación Servita de Lucena, nos puso en la pista de este parecido razonable de la Virgen de la Piedad. No es casualidad que Molner tenga varias obras en Lucena, como la famosa "Virgen de Piedra", del convento franciscano y finalmente fueron sus rasgos y la descripción de alguna de sus obras, junto a la procedencia de la Virgen de la Piedad, lo que nos hace inclinarnos - con todas las reservas posibles - por esta comparación.
En la escueta nómina de obras documentadas o atribuidas a Molner tenemos la antigua dolorosa de la Santa Cruz (hoy Virgen del Rosario de Bonares); la primera Virgen de Gracia de San Roque; la Virgen de los Dolores de las Penas de San Vicente; el san José de la hermandad de Pasión; la Magdalena de la Lanzada o la Soledad de Morón de la Frontera, junto a otros trabajos más en Sevilla; el flagelado de las Clarisas de Zafra, algunas obras en Canarias o las mencionadas imágenes lucentinas.
Nos quedamos con la descripción que hace Juan Miguel González Gómez de la Soledad de Morón para que, sin mirar las fotos, hagamos un recorrido por el rostro de la Virgen de la Piedad de Cabra:
Desde el punto de vista formal, esta imagen ahonda en los postulados estéticos del academicismo sevillano de las postrimerías del setecientos. La morbidez del óvalo de su rostro, el clasicismo de sus perfiles, el ritmo descendente de las cejas trazadas como a tiralíneas, la mirada baja y serena de sus llorosos ojos, la boca entreabierta, anhelante, deja ver la dentadura superior y la lengua, la palidez de sus carnaciones, etc. subrayan el dolor letífico del semblante. En definitiva, todo responde al ideal de belleza del momento. La armoniosa conjunción de la cabeza, inclinada suavemente hacia la derecha, con el esbelto cuello tubular acentúa la delicadeza emocional de la figura. Y, al unísono, sus manos entrelazadas, tan propias del modelo iconográfico y de la época, le confieren mayor intimismo al simulacro.
Luego comparemos las imágenes de la Soledad de Morón y de los Servitas de Lucena, con nuestra Virgen de la Piedad de Cabra. El parecido formal y estilístico entre ellas es el que nos lleva hoy a pensar que esta Flor del Carmelo de la Cofradía de la Piedad de Cabra, pudiera estar razonablemente relacionada con la obra del considerado como "máximo exponente del Neoclasicismo escultórico sevillano", el valenciano Blas Molner Zamora.
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