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Mons, Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, expresó durante su homilía, que inicia su ministerio episcopal "con asombro y con profundo respeto. Como el profeta Jeremías, me siento pequeño e indigno".
Así, "la confianza en el Señor, que da la gracia para llevar a cabo la misión encomendada, y la confianza en todos vosotros, en vuestra oración y colaboración, me dan la fuerza para iniciar este camino", manifestó.
En el gran eslabón de la cadena apostólica "el Señor me ha conducido hasta, al servicio de esta querida Iglesia diocesana de Sevilla". Por tanto, "llego a una diócesis con una historia fecunda y brillante, de profundas raíces cristianas, que ha dado inmensos frutos de fe y amor, de cultura, de arte, de solidaridad, a lo largo de los siglos".
Iglesia en salida
El arzobispo de Sevilla, en medio de la grave crisis en todos los niveles, que ha traído como consecuencia la pandemia, ha expresado que "hemos de ser solidarios con el sufrimiento humano y testigos de la misericordia de Dios".
"Ante la pérdida de sentido y el empobrecimiento espiritual, ofrecemos el sentido de la trascendencia, la seguridad de que el ser humano es capaz de encontrarse con Dios. En un mundo secularizado hemos de ayudar a nuestros coetáneos a alzar la mirada al cielo y elevar el nivel de sus horizontes vitales; hemos de recordar la verdad más profunda del ser humano: que Dios nos ha creado, nos mantiene en la existencia y nos llama a la unión con Él", reflexionó.
En este sentido, "a pesar de nuestra pequeñez, somos enviados por el Señor a anunciar la Buena Nueva, somos los testigos de Jesucristo en la sociedad del siglo XXI, llamados a dar una respuesta convencida y convincente ante esos desafíos".
Ante la cultura dominante relativista y subjetivista "ofrecemos la centralidad de la Persona de Jesucristo. Porque la esencia del cristianismo es Cristo y la vida cristiana comienza a partir de un encuentro con Él, porque Cristo es el centro de la vida y de la misión de la Iglesia. También ofrecemos una moral firme y clara que se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo, en el respeto absoluto a la persona y a la vida humana, especialmente cuando esa vida es más débil e indefensa", ha resaltado.
Tarea evangelizadora y catequética
Mons. José Ángel Saiz exhortó a "seguir caminando juntos en la vida y en la misión de la Iglesia, en sinodalidad, poniendo en práctica la espiritualidad de la comunión", porque "el Señor nos ha elegido y nos envía para que demos un fruto abundante y duradero. A pesar de las dificultades del momento presente, a pesar de nuestra pobreza y pequeñez".
Para ello, "nos inspira el testimonio martirial de las santas Justa y Rufina, y de la beata Victoria; nos inspira la inmensa tarea evangelizadora y catequizadora de los santos obispos Leandro e Isidoro. Nos inspira la trascendencia histórica de la vida de san Fernando; nos inspira la labor pastoral y el amor a los pobres del beato Marcelo Spínola, la centralidad de la Eucaristía de san Manuel González, así como el ejemplo de las santas Ángela de la Cruz y María de la Purísima en su entrega a los más necesitados".
Ante la desvinculación, la desconfianza y la liquidez de la vida, del mundo y del ser humano, es preciso que "que demos testimonio del ideal de vida cristiana, con una espiritualidad recia y profunda".
Hermandades y cofradías
El nuevo arzobispo de Sevilla ha tenido palabras para reconocer las realidades pastorales a las que va a servir desde hoy y entre ellas las hermandades y cofradías. En los días previos a su toma de posesión indicaba al respecto que ha conocido la vivencia de fe dentro de las hermandades. Y decía expresamente:
"Los prejuicios y los estereotipos, una vez que se conocen las hermandades de verdad, caen todos. Hay una cuestión muy importante para la Iglesia hoy día y que se está convirtiendo en un problema en muchos lugares, que es la transmisión de la fe. Hace 50 o 60 años todo giraba en torno al complejo parroquial, la fe en la parroquia y en el centro parroquial, música, teatro, danza, cine parroquial, cultura, lo que quisieras. Hoy día no se puede competir con las discotecas, los cines, etc. La transmisión de la fe en la misma familia es muy difícil, es muy difícil, cuesta mucho y se pierde. En las hermandades, ves a los niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, la transmisión de la fe se da como se daba antes con nuestros mayores, cuando no había televisión, ni redes ni nada. Se daba en las familias, en las parroquias, en las escuelas. En las hermandades, la transmisión de la fe se va produciendo y eso es algo importantísimo. Después, también veo que gracias al trabajo que se ha ido haciendo desde hace ya muchos años, la hermandad no es folclore de un día al año, sino que dentro de las hermandades hay vida espiritual que se fomenta en la interioridad y la vida de oración. Está también la acción caritativa y social, hay obras sociales de las hermandades que son impresionantes, por lo tanto, mucho respeto y mucho cariño a las hermandades".
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