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Una de las referencias, publicada en el número del 19 de junio de 1921, nos detalla la composición de la nueva junta de gobierno que había sido elegida gracias al impulso de un grupo de «jóvenes animosos y entusiastas» que presidió Rafael Córdoba Lopera como nuevo hermano mayor, al que acompañaron Luis Leña Lama como vice, Gerardo Ortiz Bautista como secretario, José Viñas Guerrero vicesecretario, Francisco J. Luna Ruiz (capellán de las Agustinas) como tesorero, y de vocales Vicente Espejo Rascón y Rafael Alcántara Lama.
La Opinión de hace un siglo nos cuenta que la nueva junta organizó una «kermesse» (fiesta popular con cena, sorteos, bailes...) que sirvieron en los llanetes del Centro Filarmónico Egabrense y el Círculo Agrícola e Industrial «adornados e iluminados al efecto con lujo y arte» y servidos por sus reposteros Antonio Luque Palomeque y Manuel Maestre Velasco.
El objeto de esta primera iniciativa de la nueva junta que presidía el recordado Rafalito Córdoba, era recaudar fondos para costear la cofradía puesto que como señala el redactor de La Opinión «la honrosa labor que la junta se impuso - sacar el hermoso paso de las Angustias con todo el esplendor posible - no se ha querido limitar a preocuparse únicamente de la procesión» y se planteaban realizar un manto procesional para la Virgen de las Angustias, que contaba con más de 180 hermanos, según publicaba la prensa local.
Para ahondar en los mismos fines, también ese mismo año de 1921, el 25 de julio día de Santiago, se realizó un festival taurino en la Plaza de Toros que también recogía nuestro periódico en el número 487 de 24 de julio y en el que se daba cuenta del festejo que iba a tener lugar en el coso taurino egabrense. «Un bonito festival que será divertido y se compone de tres partes: en primer y segundo lugar, Gran Carrousel hípico ciclista y carreras de cintas, las cuales han bordado y cedido, simpáticas señoritas egabrenses, y por último se correrán dos novilluelos de pura sangre, por los aficionados de esta ciudad que, al igual que todos, prestan su valioso apoyo para el mayor éxito del festejo».
Con aquel festejo comenzaban las "capeas de las Angustias" que a lo largo del siglo XX fueron uno de los medios para obtener ingresos por esta cofradía para sufragar sus gastos.
Al cabo de un siglo recordamos aquellos hechos que publicó La Opinión, y que a iniciativa de los hermanos de la Cofradía de las Angustias, alcanzaron el objetivo propuesto: estrenar un nuevo manto de salida que tuvo lugar en 1922 así como nuevos equipos para los capuchones de las Angustias.
Un manto singular y genuino que lleva en su trasera el escudo de Cabra, bordado en oro por las Agustinas Recoletas, que va a cumplir un siglo y que lució la Virgen de las Angustias en la histórica procesión extraordinaria en 1997, con motivo del 300º aniversario de la fundación del monasterio de las Agustinas Recoletas y de la llegada del imponente grupo escultórico que preside la iglesia conventual a Cabra en el año de 1697.
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