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Y para ello, la celebración religiosa ha contado con la presidencia del cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, o.f.m. que ha vuelto a estar en Cabra y que ha mostrado su cercanía.
Desde las primeras horas de la tarde el paso del Lavatorio, que se había colocado en el altar mayor de la Asunción, podía contemplarse en un especial adorno para esta ocasión de acción de gracias. En la hornacina del retablo de la Asunción, la imagen mariana de esta cofradía, Ntra. Sra. del Amor Fraterno, también presidía esta conmemoración religiosa.
Representaciones de autoridades, instituciones religiosas, cofradías de nuestra ciudad y otras del Lavatorio llegadas de otras localidades (Elche, Sevilla, Vera, Puente Genil y Lucena), han asistido a la solemne celebración que ha contado en la parte musical con el cuarteto vocal Santa María de la Alhambra, de la ciudad de Granada, que ha realizado una exquisita interpretación de las partes cantadas de la liturgia eucarística.
El cardenal franciscano Carlos Amigo, que llevaba como pectoral la Cruz de San Damián, en sus palabras sentidas y cercanas, comenzaba destacando que en una conmemoración de este tipo lo que se hace es recordar y dijo que "recordar es pasar por el corazón", aludiendo al amor de padres a hijos que además tiene un elemento a destacar como es la fidelidad. "Cambian los tiempos, las cosas, pero el amor permanece" -señaló el prelado -.
Se refirió a la fe y dijo que "en la estación de penitencia de todos los días lo primero es la fe, confiar en lo que Dios me dice". Y junto a raíz tan profunda está la raíz de la familia. Sus palabras han sido contundentes: "una hermandad no puede prescindir de la familia".
Luego habló de Cabra también como raíz profunda y dijo: "Cabra no es simplemente la ciudad donde se ha nacido. Y no es solo una historia o una manera de hacer las cosas, es una espiritualidad, es un acento en el lenguaje. Es la vida que vive en mí. Y cuando más se nota es cuando desde lejos se llora de emoción en un Domingo de Ramos que no se puede estar con mi hermandad del Lavatorio".
Dada la celebración del domingo de la Santísima Trinidad, continuó Fray Carlos refiriéndose a este Misterio: "¡qué Misterio tan grande!" - dijo. "Pero el misterio no es oscuridad, es luz. No es ese paredón con que se da de bruces la razón, sino que es agua tan abundante, que por más y más que te adentres en ese Misterio, más te quiere llevar adelante. Cuanto más quieres a tus hijos, más les quieres querer. Eso pasa con los misterios de la fe".
Y pasó a hablar de las cofradías. Comenzó por los costaleros: "aquí tenemos a los hermanos costaleros que dentro de un rato se van a meter debajo de la trabajadera y esconden su cara para que se vea mejor el Misterio de Dios. ¡Qué cosa más admirable y más grande!".
A continuación no dejó de explicar con sencillas palabras para qué sirve una procesión, una estación de penitencia y una cofradía. "Podía pensarse -dijo- que la estación de penitencia es para lucir el paso. Y es verdad, verlo con esta armonía. Pero vosotros y vuestra cofradía, no salís a la calle para presumir (y eso que motivos tenéis para ello), sino que salís para iluminar. La misión de una cofradía es iluminar los Misterios del Señor. Y con estas imágenes la gente trasciende y va más allá de lo que significa".
Luego hizo una reflexión invitando a los cofrades a que "no estemos preocupados por la credibilidad del aplauso, por si nos lo reconocen o no. Si no por ser fieles a los mandamientos de Nuestro Señor Jesucristo. Se nos tiene que notar en el estilo, en la forma de hacer, en la fidelidad como la santísima Virgen María a la que llamáis del Amor Fraterno". En ese momento volvió a recordar las raíces y se refirió a la condición franciscana que tiene esta cofradía, y habló del hermano Guillarmo "que seguro que tiene algo que ver en esto".
Fue en ese momento cuando relacionó la sencillez franciscana con la humildad del Señor en el Lavatorio. Sus palabras continuaron de esta forma: "Así tendremos que ser nosotros, que se nos vea la sencillez, que no es otra cosa que dar la vida por los demás, sin que se note".
No olvidó el cardenal Amigo en su homilía uno de los sermones del doctor de la Iglesia, San Juan de Ávila invitando a conocerlo para seguir el programa de actuación que el maestro Ávila nos propone.
Y terminaba.
"Han pasado 275 años y todo lo que hemos dicho vale para tres siglos atrás y para tres más para adelante. Hoy tenéis que estar felices. Mostrar la felicidad por lo que se tiene, hermoso ha sido vuestro pasado, pero no tenéis ni idea de lo que Dios os prepara para vuestro futuro. Damos gracias a Dios y en este día de la Trinidad Santa, le pedimos para que nos haga comprender ese Misterio que nos lleve a practicar la caridad. Es el camino siempre del amor el que lo llena todo. Si quieres comprender la eucarístia toma un poco del pan que tienes y dáselo a aquel que carece de todo. Y en ese pan, verás vivo, a nuestro Señor Jesucristo en la Eucarístia"
Con una salve ante Ntra. Sra. del Amor Fraterno, se daba por finalizada la celebración en la que concelebró el arcipreste y párroco de la Asunción, Zacarías Romero, también consiliario de la cofradía y en la que además del alcalde, Fernando Priego, pudimos ver al presidente de la Agrupación de Cofradías, Francisco Mesa; a las religiosas franciscanas y a Fray Guillermo Triano, hermano fundador, cofrades de la Lavatorio, hermanos mayores y miembros de las cofradías egabrenses y de otras localidades que se desplazaron a Cabra para sumarse a la celebración extraordinaria del Lavatorio.
Al término de la celebración en la que participaron numerosas personas y que pudo seguirse en directo a través de las cámaras de Atalaya Televisión, los hermanos del Lavatorio se prepararon junto a las cofradías que les acompañaron en la misa, para participar en la procesión extraordinaria que comenzaba poco después de las ocho de la tarde, con mucha gente en las calles para presenciar el colofón de esta efeméride de la Hermandad del Lavatorio de nuestra ciudad.
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