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Asunción y Ángeles y Demonios (IV-V)
07.03.24 - Escrito por: Flavia Borghese
 Continuamos con el relato de Cuaresma de nuestra joven investigadora italiana.
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Lunes, 19 de febrero de 2024. Arzobispado de Sevilla
-Maldita sea, te ordené que no quedará ningún cabo suelto. Y no sólo has permitido que dos personas hayan estado presentes en la escena del crimen sino que encima las has dejado con vida. ¿Tú sabes lo que podría suponer para todos nosotros que alguien se enterara de quiénes son los responsables de la muerte del cardenal?
-Ya le avisé que el plan era muy difícil y muy arriesgado.
-Pero era imprescindible que el cardenal y la italiana murieran a la vez y que todos los focos del asesinato recayeran en la joven. Dejándola con vida, hay un cabo suelto muy peligroso para la organización.
-Pero deben estar asustados. No han vuelto a publicar nada desde el día posterior al crimen. Ni en el periódico ni en sus redes sociales. Estoy seguro que el aviso que les dejamos en el taller ha sido más que suficiente.
-No creo que lo sea. Te recuerdo que ella dispone de una fuente inagotable de recursos económicos y que su familia tiene influencia directa sobre el mismo Papa Francisco. A poco que sea capaz de tirar del hilo puede dejarnos en una situación muy comprometida.
-Aún así...
-¡Cállate ya! ?interrumpió al asesino, levantándose de la mesa de caoba que se erigía de manera imponente en su enorme despacho. -¡Deben de morir los dos! El periodista y la italiana. Así que vuelve inmediatamente a Cabra. ¡No podemos permitir que la joven llegue hacia nosotros!
5
El mismo día, a la misma hora, en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano
-Caro Alessandro, entenderás que la situación es muy delicada. Raymond ha sido cruelmente asesinado en un pequeño pueblo de la provincia de Córdoba. Los servicios secretos del Vaticano han podido confirmar, rastreando su teléfono móvil, que había contactado con tu nieta haciéndose pasar por un sacerdote de aquella localidad para tener una entrevista con ella de temas relacionados con la imaginería local.
-Pero Santidad, -interrumpió Alejandro Borguese, -créame que yo soy el primer sorprendido en esta historia. No tenía ningún conocimiento de las intenciones de mi nieta.
-Déjame que termine, por favor, -pidió el Papa Francisco, visiblemente afectado por los acontecimientos. ?Como supongo que sabrás, Raymond lideraba el ala más ultraconservadora de la curia vaticana. En las investigaciones efectuadas por los servicios secretos se ha descubierto que, desde hace tiempo, ha estado difundiendo, en diferentes foros, las tesis que tu nieta defendió en su investigación sobre aquel controvertido Evangelio del Diablo.
-Pero aquello está olvidado, protestó el abuelo.
-No del todo, Alejandro. Ya sabes el interés que suscita todo aquello que pueda poner en cuestión la labor evangelizadora de la Iglesia. Apoyándose en la tesis de tu nieta, Raymond pretendía excitar a la sociedad pregonando poco menos que, desde el Concilio de Trento, siempre ha existido una corriente dentro del Vaticano favorable al culto a Satanás y que esta se ha ido manifestando a través del arte.
¡Eso es una locura!
¡Si! Pero imagínate que los telediarios, los periódicos y lo confidenciales de medio mundo abrieran sus ediciones afirmando que las imágenes que toda la vida han servido para llegar a Dios en verdad fueron creadas para todo lo contrario. ¡Sería un incendio de dimensiones colosales!
Pero, ¿qué interés podía tener un ultraconservador como Raymond en difundir una notica como esa?
Muy probablemente, contestó Francisco, con el semblante demudado, -provocar una reacción de las masas más conservadoras de nuestra iglesia que conllevara la elección de un Papa con un discurso mucho más duro, mucho más radical, provocando una regresión de varios siglos.
¡Él mismo! ?razonó Alejandro.
Efectivamente, contestó Francisco.
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