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Desde entonces y de manera ininterrumpida, los feligreses de Santo Domingo, con su párroco a la cabeza, han mantenido esta costumbre que nació como acción de gracias por aquel primer año de catequesis. Suele ser el último domingo de mayo, pero en este 2016, al coincidir con el Corpus, se ha adelantado.
En la carta parroquial, se dedica una información especial a este acontecimiento que para la comunidad parroquial de Santo Domingo es un "lugar de encuentro para dar gracias a la Virgen de la Sierra, nuestra Madre en un día que sirve a todos los que formamos parte de la parroquia nos veamos y compartamos la mesa de la Eucaristía y también nuestra comida, nuestra alegria, nuestras tartas".
Las tartas son uno de los postres más esperados por las personas que participan en esta romería en la Sierra. Y así, tras la misa, tiene lugar una rifa de tartas, con cuyo beneficio se ayuda al comedor de Cáritas.
Como es habitual en las romerías, tras la comida tiene lugar la despedida ante la Virgen, culminando así una celebración mariana y festiva que, en este caso, cumple 43 años, siendo ya una de las peregrinaciones anuales que más tiempo lleva celebrándose.
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