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La filial de Córdoba, de la Virgen de la Sierra
31.10.25 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
La devoción a la Santísima Virgen en la antiquísima y milagrosa imagen de la Nuestra Señora de la Sierra, ha contado con manifestaciones de todo tipo a lo largo de los casi ocho siglos de fervor continuado. Las filiales son una muestra palpable de esa devoción y a las actuales de Málaga, Sevilla, Madrid, Santa Coloma y Nueva Carteya, se une la de Córdoba que está tomando fuerza y muy pronto será una realidad cofrade.
Hay lugares que palpitan vida. Espacios que reposan el tiempo y que son faros de identidad. Tierras que transmiten la fuerza de los que un día las trabajaron y que alimentan las necesidades de las que hoy las transitan. Ecosistemas locales que unifican la manera de estar y de sentir de las gentes que lo habitan. Que forman parte, en definitiva, del paisaje y de la existencia de cada uno de nosotros.
La Nava, el Paseo Alcántara Romero, la Fuente del Río y la ermita de la Virgen de la Sierra son los estandartes geográficos, urbanos y espirituales de quien escribe estas líneas y, seguro, de muchos de los egabrenses que hemos tenido la suerte de nacer en esta tierra. Quién no ha solucionado un mal día subiendo a la Sierra, escapando a la Vía Verde o buscando refugio enfrente de la capilla de la devoción profesada.
Por eso acostumbramos a citar a Rilke para afirmar que la patria es la infancia, aunque con el tiempo descubramos que la casa puede estar a kilómetros de distancia del lugar de tu crianza.
Daniel, "el mochuelo", protagonista de El camino de Miguel Delibes fue un referente para toda una generación de jóvenes que leímos su obra como parte del plan de lecturas de COU y que, a través de sus páginas, empezamos a entender que la partida de tu lugar de origen era un enfrentamiento entre la esperanza y la incertidumbre.
Y muchos ahí seguimos. Nos fuimos. Para estudiar. Para enamorarnos. Para comenzar una vida nueva. Y para volver cada vez que se pueda. Aunque muchas veces se pueda cada vez menos y aquella arcadia feliz de nuestra infancia cada vez esté algo más lejos.
Siempre he creído que el egabrense que vive fuera de su tierra echa de menos la multiplicidad de espacios que su tierra le ofrece para ensancharle el alma, y que no suele encontrar allá donde vaya. Y es que tres cositas tiene Cabra que no las tiene Madrid.
Por eso es tan importante la construcción de redes que acompañen el proceso vital de todos los que un día dejamos nuestras cosas para irnos fuera. Y, aunque hay muchas maneras de hacerlo, una de ellas es la que está cristalizando en este 2025 en Córdoba con la creación la Asociación de Devotos de la Virgen de la Sierra, que pretende convertirse en la hermandad filial de la Virgen de la Sierra en la capital, al modo de las ya existentes en ciudades como Málaga o Sevilla.
Se pueden dar muchos datos de lo que ya han conseguido: una Junta Directiva que está trabajando con ilusión y constancia, la celebración de una misa mensual, el reconocimiento institucional y mediático, más de cien hermanos implicados, un coro y diferentes proyectos como la realización de un Simpecado que de testimonio físico y espiritual de nuestra Patrona en Córdoba en la sede donde está asentada, la Parroquia de San Juan y de Todos los Santos y para cuyo sufragio han celebrado un almuerzo de hermandad. Y, con todo, no es lo importante.
Seguro que, con su presencia, fortalecen y expanden la devoción hacia la Virgen de la Sierra. Y, aun así, no será lo importante.
La importancia del empeño está en dar al egabrense ausente un espacio común de identidad, refugio y apoyo. Hoy, Córdoba tiene un puente que conecta la Plaza de la Trinidad con la ermita de la Virgen de la Sierra. Y ojalá sean muchos los egabrenses que, al cruzarlo a través de la oración, el día se despeje, el alma se alivie y los problemas, aunque temporalmente, se evaporen, tanto como si hubiera subido andando a la Sierra la mañana de un domingo cualquiera.
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