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Maestro Canela: historia de la Semana Santa
19.09.21 - Escrito por: Mateo Olaya Marín
En la calle Julio Romero se oyen, en un experimentado clarinete, las coplas a la Humildad y Paciencia.
Sus dedos hasta hace poco pulsaban con acierto el instrumento y su boca imprimía suficiente aire para que la música se hiciera bien presente. Hablamos de José Canela Peña, maestro Canela (q.e.p.d.) figura indiscutible en la música procesional egabrense, cofrade veterano que se ha dejado el alma por la música y, cómo no, histórico romano que lucía con orgullo, sin pretenderlo, la humildad y la sabiduría propias de alguien que ha hecho grandes cosas para nuestra Semana Santa y que, sin embargo, hasta la fecha no ha sido del todo reconocido.
Nació en 1936. Sus estudios musicales los comenzó a muy temprana edad, concretamente a los ocho años de la mano del gran músico egabrense Francisco Moral León, que impartía las clases en su domicilio particular de la calle Marqués de Cabra. Ingresó siendo todavía niño en la Banda de Música de las Escuelas del Ave María, que dirigía precisamente el maestro Moral, compartiendo vivencias con compañeros como Juan Moreno Rosa, Manuel Castro, los hermanos Salamanca o Baldomero Serrano. Allí, desde un primer momento como clarinete, comenzó a desarrollar sus habilidades con la música y el instrumento, mejorando su faceta como intérprete y asimilando las variadas composiciones que incorporaban en el repertorio de una formación musical de tan grato recuerdo para Cabra.
Recordaba con añoranza aquellos pasodobles del maestro Moral, como "Fortaleza" o los dedicados a Antonio Povedano que llevaban por título "San Juan Bosco I" y "San Juan Bosco II". Asimismo algunas composiciones que interpretaban en Semana Santa como "Jesús de las Penas", "Rey de Reyes" y "A la Humildad de San Juan Bosco", una de las marchas procesionales que el maestro dejó escritas y que hoy día son desconocidas.
En torno a 1952 entra a formar parte de la Banda Municipal de Cabra, en unos años cruciales en los que el maestro Moral dejó la dirección, tomando el relevo Antonio Sánchez Huete durante algunos años. Fue entonces cuando José Canela ascendió a clarinete primero y su destreza con el instrumentó alcanzó el grado necesario para convertirse en un buen clarinetista. A Sánchez Huete le sucedió el Maestro Rodríguez, con el que Canela estableció un vínculo muy especial.
Bajo su batuta, continuó en la Banda Municipal y a su vez en el cuadro artístico del Centro Filarmónico, cuya orquesta estaba formada por instrumentos de cuerda y de viento. Vivió de primera mano el estreno de composiciones importantes para nuestra ciudad, entre las que cabe destacar todas las marchas del maestro, como "Virgen de Piedra" o "Virgen del Socorro". Canela se emociona cuando recuerda aquellos ensayos en los que el maestro se encontraba escribiendo sus marchas y músicos como él, servían con sus instrumentos para perfilar las melodías y la instrumentación de las mismas.
Hasta aquí, su labor musical quedó enmarcada como intérprete de tres formaciones relevantes de nuestra ciudad: Banda del Ave María, Banda Municipal y Centro Filarmónico. Pero entrada la década de los setenta, el maestro Canela emprende un proyecto que supuso un hito para la música procesional en Cabra, un legado sin el cual no se concibe el género de las agrupaciones musicales y las cornetas y tambores tal y como lo conocemos hoy día.
El Impero Romano mantuvo con mucho esfuerzo su propia banda de cornetas y tambores durante los años sesenta, que tras varias vicisitudes y fusionarse con la hermandad del Santo Entierro, se funda en 1974 como Banda de Cornetas, Gaitas y Tambores, y que popularmente ha pasado a la memoria colectiva egabrense como la Banda del Maestro Canela.
El maestro recordaba que en los inicios se hizo cargo de la formación junto con Ricardo Benítez (que anteriormente había incorporado las gaitas a la banda de cornetas) Esta pareja de músicos fueron los que consolidaron aquella banda que adquirió ese carácter mixto, tan en boga en aquellos años y que a la postre se conocería como agrupación musical. Ricardo se hizo cargo de la sección de cornetas y tambores, y José Canela de las gaitas. Con los recursos de esa época, tan limitados, y mucho esfuerzo, consiguieron desarrollar un proyecto musical que dio para Cabra ingentes frutos y por el que pasaron numerosos jóvenes.
La banda incluía en su repertorio marchas para desfile, en su mayor parte militares, así como marchas procesionales (o de paso lento) para acompañar a las cofradías egabrenses en Semana Santa. Finalmente Ricardo se desvinculó de la banda, y el maestro quedó al frente de la misma, con una sección de gaitas que alcanzó los quince componentes y una plantilla que progresivamente fue incorporando otros instrumentos como las trompetas, bombardinos e incluso un saxofón tenor. La banda llegaba hasta el medio centenar de músicos en los años ochenta y el repertorio se iba nutriendo de composiciones que provenían por un lado de las bandas del Arahal y la Guardia Civil de Eritaña; y por otro de adaptaciones de cantos litúrgicos procedentes de archivos parroquiales y otras músicas, que el maestro realizaba con sus conocimientos musicales, haciendo una labor encomiable de trascripción de partituras y dotándolas también de numeración para que pudieran ser tocadas por los músicos que no sabían leer solfeo.
El Maestro Canela es uno de los pilares de la música procesional en Cabra, santo y seña de una música, hija de su tiempo, que sirvió de base para un posterior desarrollo y evolución que nos ha llevado a hoy. No podemos entender la música actual de nuestras agrupaciones y bandas de cornetas, sin antes echar la vista atrás y recordar al maestro, con su figura erguida en perfecta sincronía con la marcialidad, levantando la mano para indicar el comienzo de una marcha o haciendo las oportunas correcciones en aquella sección de gaitas que con tanto mimo cuidaba. Canela recogió una música rudimentaria y la renovó con su talento y generosidad, cristalizando en casi dos décadas un estilo propio que marcó impronta en las estaciones de penitencia de nuestras cofradías.
Hoy nos ha dejado y lo recordamos con afecto. D.E.P. Maestro.
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