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La imagen de san Argimiro se recupera para el Santuario de la Virgen de la Sierra
02.02.19 - Escrito por: Redacción / @anrajimo
El Santuario de Nuestra Señora, María Santísima de la Sierra, celebra la tradicional y centenaria romería de la Candelaria presentando un altar con las imágenes de los santos egabrenses Arcesindo y Argimiro, a ambos lados del altar mayor de nuestra patrona.
Según podemos leer en la obra Vidas de los Santos de A. Butler y la cita en el Memorial de los santos de san Eulogio, san Argimiro, fue un monje nacido en Cabra a finales del siglo VIII que fue martirizado bajo el reinado de Mohamed II, en el año 856 y cuya fiesta se celebra el 28 de junio.
En la fiesta de la Candelaria una imagen de este mártir egabrense ha sido recuperada al culto en el histórico Santuario de nuestra Patrona junto a la de san Arcesindo, otro de los santos que Cabra dio al martirologio de la Iglesia católica. En varias ocasiones hemos visto representados los santos mártires egabrenses junto a la Virgen de la Sierra, como en el Mes de Mayo dedicado a Ntra. Sra. de la Sierra del padre Pedro Pedrosa García (1904) en un grabado realizado por F. Mármol, donde se representa la imagen de Nuestra Señora de la Sierra y a ambos lados los santos mártires mozárabes Arcesindo, Rodrigo, Argimiro y Witesindo. Precisamente el Día 9º de este libro está dedicado al martirio de San Witesindo, San Argimiro y San Rodrigo y termina con la jaculatoria Reina de los Mártires - ruega por nosotros dedicada a la Virgen de la Sierra.
También en un grabado atribuido a Alfonso Santiago aparece la Virgen de la Sierra con San Rodrigo y San Argimiro, lo mismo que en los cuadros que se han situado en la nave de las antiguas capillas de la parroquia de la Asunción a los lados de una de las representaciones iconográficas más antiguas de la Virgen de la Sierra.
Según podemos leer en El testigo fiel (ver enlace) Argimiro nació de padres cristianos, en Cabra, antiguamente Egabro, en la provincia de Córdoba, Andalucía, en el sur de España, cuando el país estaba bajo la dominación de los moros musulmanes. El rey infiel llamó a Argimiro para que desempeñase la función de censor en Córdoba: era un puesto importante. Después de muchos años de servicio, presentó su dimisión por escrito, en hermoso estilo, y se retiró a un convento de la misma Córdoba para servir a Dios y ganar su salvación eterna, en el reposo de la oración y la contemplación.
Pero en la ciudad se desató la persecución contra los cristianos. No tardó Argimiro en ser denunciado y llevado ante el juez, quien le pidió que abjurase de su religión, a lo que se rehusó. Al valiente confesor, que ya estaba entrado en años, se le torturó sobre el potro y ahí mismo se le atravesó con la espada, el 28 de junio del 856, bajo el reinado de Mahoma II (852-886). El cuerpo del santo estuvo varios días expuesto en el patíbulo. Finalmente, fue recogido y sepultado en la iglesia de San Acisclo, cerca del mártir Perfecto. La noticia sobre el santo proviene de san Eulogio de Córdoba.
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